Aunque diferentes voces han repetido una y otra vez que los costes laborales son la principal amenaza para la competitividad de los puertos españoles, su reducción es sólo una pieza más del engranaje con el que España aspira a convertirse en la plataforma logística del Sur de Europa.
Con la posición geoestratégica privilegiada del país y una capacidad en los puertos de 1.000 millones de toneladas, que duplica las mercancías que mueven al año, en torno a 500 millones, los principales desafíos de España pasan ahora por la conectividad de las instalaciones portuarias con el interior y el resto de Europa y por la adaptación del sistema portuario a la Industria 4.0.
En lo que respecta a las conexiones, la apuesta de Fomento tiene nombre y apellidos: transporte de mercancías por ferrocarril. A principios de año, el Ministerio anunció el Plan de Inversión de Accesibilidad Portuaria 2017-2021, que prevé una inversión directa en los puertos de 514 millones y de 904 para actuaciones fuera de los mismos, con 34 actuaciones en ferrocarril y 13 en accesos viarios.
[sumario]La revolución 4.0, basada en la digitalización y la descarbonización, es el principal reto para los puertos del futuro.[/sumario]
Muchas de las actuaciones que recoge el Plan están destinadas a conectar los puertos españoles con los corredores ferroviarios de la Red Ten-T que pasan por España, los corredores Mediterráneo y Atlántico. Fomento también debe finalizar la ejecución de los mismos, que llega tarde en opinión de las administraciones autonómicas integradas en las distintas líneas ferroviarias.
Reducir tasas y descarbonizar el transporte
En el Ministerio de Fomento están convencidos de que la revolución 4.0, basada en la digitalización y la descarbonización, es el principal reto para los puertos del futuro. En un futuro inmediato, las pautas actuales del transporte marítimo y las condiciones operacionales en los puertos se modificarán, debido al control de emisiones de los buques a partir de 2018, las presiones regulatorias sobre emisión de óxidos de azufre, de óxidos de nitrógeno y de partículas sólidas, y la presión social en la interfase puerto-ciudad.
Todo apunta que los puertos europeos que quieran competir en este mercado deberán favorecer el desarrollo de soluciones sostenibles. Esto pasa por la adaptación de las terminales a las nuevas formas de movilidad y la reducción de las tasas a los buques más ecológicos.
[sumario]En el seno de Puertos del Estado también consideran necesario reducir las tasas a las mercancías y en particular, eliminar la T3, que en otros países europeos no existe.[/sumario]
La Administración apuesta por posibilitar las infraestructuras y modificaciones regulatorias necesarias que permitan el avituallamiento de buques con combustibles alternativos en condiciones de mercado, y en nuevas bonificaciones asociadas a la reducción de emisiones por encima de los límites actualmente establecidos, así como al desarrollo de incentivos económico-fiscales a la demanda.
Regulaciones o cuestiones ecológicas a un lado, en el seno de Puertos del Estado también consideran necesario reducir las tasas a las mercancías y en particular, eliminar la T3, que en otros países europeos no existe.
No obstante, al haber importantes diferencias en los tráficos, con puertos que mueven 100 millones de toneladas y otros que mueven apenas un millón, consideran que no se pueden hacer rebajas generalizadas en las tasas de mercancías porque podrían descompensar los marcos de autosuficiencia financiera.
En cualquier caso, el sistema portuario español, que todo hace indicar, con el permiso de los estibadores, que en este 2017 volverá a superar la barrera de los 1.000 millones de toneladas, se enfrenta a un momento crucial para decidir su evolución en el seno de una economía globalizada como nunca lo había sido hasta ahora.