A medida que aumenta el interés por el comercio electrónico, también lo hacen los costes de mantener una sede física.
Los consumidores tienen cada vez un mayor interés en efectuar sus compras a través de Internet. Las ventas online, que crecen a un ritmo del 14% anual frente al 4% del total del sector retail, suponen ya el 8% de este mercado en Estados Unidos, según un informe de Morgan Stanley.
De hecho, algunas de las principales empresas que figuran en el índice bursátil Standard & Poor's se dedican al e-commerce y su elevado ritmo de crecimiento compensa el descenso de los retailers tradicionales.
Uno de los motivos de este ascenso es que han pasado de centrarse en determinados nichos de mercado, como libros y música, a ofrecer productos que requieren una distribución puntual y eficiente, así como una gran experiencia en el sector. No obstante, a medida que aumenta el interés mundial por el comercio electrónico, también lo hacen los costes de mantener una sede física.
Así, en Estados Unidos se ha anunciado ya el cierre de más de 2.000 tiendas en el primer trimestre de 2017 y muchas empresas tienen miedo al impacto que tendría un posible impuesto por pasar la frontera del país, ya que la mayoría de minoristas importan sus mercancías.
Fidelizar al cliente
En este sentido, los vendedores on-line se centran ahora en fidelizar a sus clientes, animarles a concentrar sus compras y lograr que paguen cuotas de suscripción anuales. De este modo, los que ofrecen la mejor selección de productos tienden a contar con un elevado y creciente porcentaje de ingresos por parte de sus clientes habituales.
Además, las redes de pago por Internet están creciendo frente al pago en efectivo como consecuencia del fuerte impulso del comercio electrónico. Por tanto, las industrias que estén bien posicionadas en este ámbito tienen mayores posibilidades de crecimiento que los retailers tradicionales.