El precio del gasóleo ha descendido nuevamente en España durante la última semana de septiembre y primera de octubre, aunque sólo un 0,09%con respecto a la semana anterior, con lo que se establece en la media de los surtidores españoles a 1,070 euros.
Así, aunque acumula tres semanas de descensos, su precio no ha experimentado apenas variaciones, ya que en la anterior semana la bajada también fue del 0,09%. Por tanto, el gasóleo sigue siendo un 2,7% más barato que a principios de año.
Por su parte, la gasolina ha experimentado un descenso del 0,34% en el precio medio de los surtidores españoles durante la última semana, bajada también similar a la que se produjo en la anterior, hasta situarse en 1,170 euros, precio un 1,73% superior al de principios de año.
La estabilidad en los precios de los carburantes en España se produce en un mes en el que el Barril de Brent, de referencia en Europa, parece haberse estabilizado entre los 48 y 50 dólares, aunque actualmente cotiza a 51,60 dólares tras el repunte experimentado en los últimos días.
Precios en Europa
El precio de los carburantes sigue siendo menor en España con respecto a la media de la UE, donde el precio de venta al público del litro de gasóleo se sitúa en 1,176 euros y en 1,143 euros en la zona euro. Por su parte, el litro de gasolina alcanza los 1,335 euros de media en la UE de los 28 y los 1,340 euros en la eurozona.
Así, el precio del gasóleo se ha mantenido estable en la mayor parte de los países miembros de la UE durante esta última semana. El país europeo con el menor precio en el gasóleo de automoción es Luxemburgo, con 0,972 euros por litro, mientras que el gasóleo más caro se encuentra en el Reino Unido, a 1,493 euros.
En otros países próximos también es mayor el precio de este carburante con respecto a España, es el caso de Alemania, con 1,116 euros, Italia, con 1,349 euros, Francia, con 1,105 euros, y Portugal, en 1,157 euros.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal.