El transporte de mercancías por carretera es pieza clave para el desarrollo económico y social de España que somos.
Nuestra cifra de negocios en España creció en 2017 hasta los 14.600 millones de euros, lo que supone un 5,8% más que en 2016. Desgraciadamente, no podemos olvidar que también los costes han aumentado (especialmente el combustibles, los peajes y los seguros), lo que unido a la pérdida de productividad que nos generan los tiempos de espera en las operaciones de carga y descarga y las restricciones de tráfico; al incremento de la competencia desleal en forma de empresas buzón, falsas cooperativas y, últimamente, de la llamada economía colaborativa; al desarrollo de una legislación de transporte cada vez más rígida; a la potenciación descarada de otros modos de transporte; al incremento de la morosidad y a la falta de sensibilidad de una gran parte de nuestros clientes, se ha generado un entorno en el que nuestras empresas no logran obtener beneficios.
El cierre de un año da pie a mirar hacia atrás, a recordar lo que ha sucedido y como ha pasado, pero yo siempre he preferido mirar hacia delante con el objetivo de intentar prever los problemas que nos encontraremos durante este año y trabajar desde ya en sus posibles soluciones.
Durante este 2018 tendremos que estar pendientes de la redacción final del Reglamento de Ordenación de los Transportes Terrestres (ROTT) que entrará en vigor en enero de 2019 con diversas modificaciones de importancia, como la posible pérdida de la honorabilidad si se cometen determinadas infracciones o se supera el Índice de Reiteración Infractora, y que deberá incluir alguna medida que corrija la eliminación, por parte de la Unión Europea, del requisito de tener una flota mínima de tres camiones para acceder al mercado de transportes.
En nuestra opinión, esta medida era imprescindible para que las empresas del sector adquirieran la dimensión suficiente para defenderse honrosamente en un mercado de transportes que cada vez es más agresivo. Consecuentemente, requisitos más estrictos en el resto de medidas que permiten el acceso al mercado (formación, establecimiento y honorabilidad), se hacen ahora necesarios que nunca para compensar las repercusiones negativas que esta sentencia pueda traer para el transporte español de mercancías por carretera.
[sumario]Nos queda mucho trabajo por hacer para que se nos vea como la pieza clave para el desarrollo económico y social de España, que somos.[/sumario]
Estaremos atentos al nuevo Paquete de Movilidad Europeo, que no nos gusta porque se olvida de lo más importante, que es la armonización a todos los niveles y, porque no va a permitir la vuelta a casa de nuestros conductores, para lo que seguiremos reclamando la flexibilización del Reglamento 561 de tiempos de conducción y descanso.
También viviremos con un ojo puesto en los peajes guipuzcoanos, que pueden ser el aviso de la llegada de la euroviñeta a España, a la que siempre nos opondremos, pues su puesta en marcha terminaría por afectar a la competitividad de toda la economía española, encareciendo innecesariamente las exportaciones y lastrando el consumo, además de ser una medida tremendamente discriminatoria, pues convertiría al sector del transporte de mercancías en el único responsable económico del mantenimiento de las infraestructuras, olvidándose de que es uno de los sectores que mayor carga fiscal soporta.
No nos olvidaremos de las 44 toneladas, que son el gran objetivo de los cargadores que no paran de presionar al Gobierno para conseguir su entrada en vigor. Los transportistas tenemos fundadas sospechas de que su aplicación no nos aportará nada positivo y sí importantes aumentos de costes por el mayor consumo, mantenimiento, etc. En consecuencia, hasta que no obtengamos garantías de alguna mejorara de importancia para nuestras empresas, nos seguiremos oponiendo con firmeza a su puesta en marcha.
Y qué decir de los tenders, que se han convertido en un mal endémico para el sector del transporte, que se pelea a la baja por obtener o mantener un trabajo. Además, el cargador los altera y manipula a su conveniencia, realizando tantas vueltas como considera necesarias hasta reducir más y más el precio, obviando muchas veces la calidad de servicio que va a recibir a cambio de tan poco. La CETM no va a cejar en su empeño por conseguir un trato y unas condiciones justas en unas relaciones contractuales en las que estamos obligados a entendernos.
En definitiva, todavía nos queda mucho trabajo por hacer hasta que logremos que la administración, nuestros clientes y la sociedad en general, vean al transporte de mercancías por carretera no solo como un servicio ineludible para la industria y el comercio, y como una de las principales fuentes de empleo y riqueza, sino también como la pieza clave para el desarrollo económico y social de España que somos.
Ovidio de la RozaPresidente CETM
