Nuestro sector tiene muchos problemas y graves y al igual que el nuevo Director de Transportes se permite ponernos deberes, nosotros vamos a permitir ponerle deberes también a él, que se implique y que resuelva de una vez por todas los asuntos que tiene pendientes sobre su mesa, que no son pocos.
Todo lo relacionado con la interacción personal y las relaciones laborales asumirá un carácter digital y tendrá que adaptarse plenamente a todos los aspectos de este nuevo cambio.
La idea de la “digitalización” ha surgido en los foros de manera unánime y al unísono como solución a males sufridos y como respuesta a nuevos retos.
La digitalización supone, además de un reto tecnológico, un cambio cultural trascendental, con profundas consecuencias a nivel tanto económico como social. Esta digitalización, se encuentra presente en todos los ámbitos de nuestra vida, en respuesta a una creciente demanda de inmediatez en la forma en que consumimos, trabajamos y nos relacionamos con los demás. Y, en muchos sentidos, está alterando nuestra estructura cultural, social y económica.
Desde la Asociación Española de Transporte, todo nuestro apoyo a los profesionales del transporte por su compromiso y generosidad.
Estos profesionales son los que hoy, con mucha dificultad y riesgo para su seguridad, están transportando los alimentos necesarios para evitar el desabastecimiento.
Se ha demostrado que los conductores, por la naturaleza de su trabajo y con las debidas medidas sanitarias adoptadas, no han sido transmisores del virus.
Muchas son las formas y maneras de contemplar estos momentos de la historia que nos ha tocado vivir, y de afrontar una pandemia mundial, siendo uno de los países más implicados en la misma no es sencillo.
El Gobierno está a punto de presentar un texto articulado de Proyecto de Ley de Movilidad Sostenible en el que tiene que abordar los retos relacionados con la movilidad del futuro. Sin embargo, una vez más vemos que no se coge el toro por los cuernos y se aplican recetas parciales y timoratas.
Este es el valor de la palabra dada por el señor Ábalos, que ha tardado cuatro meses en decir lo contrario de lo que se comprometió por escrito con el sector.