Ramón Valdivia, director general de Astic

Las leyes

Es loable que en el Mitma se haya tenido la sensibilidad y la voluntad necesarias para tratar de comprender las demandas de este sector que necesita profundas transformaciones.
03/10/2022 a las 20:35 h

Que la actividad del transporte, por ejemplo, el de mercancías por carretera, es una de las que mayor regulación normativa soporta no es un secreto para casi nadie que se haya acercado mínimamente al sector. Regulación muy específica, añadida a las propias de cualquier activad económica o empresarial, que actúa sobre factores laborales, mercantiles, societarios, técnicos, de competencia, formación, documentación, calendarios de restricción, etc. etc. regulación que tiene ramificaciones tanto estatales, como autonómicas y municipales y, por supuesto, “bruselienses”.

Además la cosa se complica aún más para algunos tipos de transporte, como el de mercancías peligrosas o el de temperatura controlada; un verdadero enjambre de cuerpos legales de distinto rango que, además de complejidad añade burocracia y, en muchos casos, inseguridad jurídica a aquellos empresarios o profesionales que, día tras día, deben asegurar que todo funcione como un relojhaciendo que los bienes estén dónde se necesiten en el momento que se necesiten. ¡Qué difícil es pensar en algo tangible que no haya sido, en algún momento, trasladada por carretera!

Y, sin embargo, parece que desde el propio sector nunca se tiene suficientey sigue culpando a la falta de normas y baremos sancionadores de lo exiguo de su rentabilidad. Estos dos últimos años, desde el final del tiempo no tan lejano del confinamiento, vivimos probablemente uno de los períodos más prolíficos en nuestro país en cuanto a publicación de nueva normativa sectorial …y lo que resta aún con el proyecto de ley de movilidad sostenible (por no hablar del famoso Mobility Package lanzado desde Bruselas y al que aún estamos intentando acabar de comprender en su totalidad, tanto los que hemos de cumplirlo como los propios “padres de la criatura” en la Comisión Europea).

Estoy convencido de que los acostumbrados lamentos que aún algunos siguen salmodiando, no van a desaparecer; habrá más peticiones de nueva normativa más intervencionista si cabe.

Es loable, creo yo, que en el Mitma, a sabiendas de que este sector necesita profundas transformaciones, se haya tenido la sensibilidad y la voluntad necesarias para tratar de comprender las demandas del mismo y para poner en marcha la máquina gubernamental que, de real decreto en real decreto, intenta cimentar el que los actores de esta estratégica actividad económica puedan, no ya “salir del paso” en este momento difícil, sino contar con ciertas garantías de sostenibilidad empresarial, social y medioambientalasí como con un futuro más eficiente y atractivo.

Está por ver el calado del efecto de estas nuevas leyes en esa faceta transformadora. Permítame el lector que mantenga cierto escepticismo al respecto y, sin embargo, esté mucho más convencido de que serán otro tipo de leyes, que no necesitan convalidación de mayorías parlamentarias, las que más pronto que tarde van a hacer que veamos profundos cambios.

[sumario]Otro tipo de leyes que no necesitan convalidación de mayorías parlamentarias, serán las que más pronto que tarde, van a hacer que veamos profundos cambios.[/sumario]

Naturalmente hablo de las leyes del mercado. Esas que, como la ley de la oferta y la demanda, arrojan datos como los que desde IRU hemos venido dando a conocer sobre los incrementos del precio del transporte de más del 20% en los corredores europeos o las leyes de dinámica empresarial de posicionamiento y de oportunidad que nos han hecho asistir a un rosario de adquisiciones corporativas, algunas verdaderamente llamativas por las cuantías y por los actores, que creo no equivocarme si digo que traerá cola.

 

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