La dirección de Nissan ha alcanzado un preacuerdo con el comité de la planta en Ávila que permite garantizar el futuro de la planta, pero del que se ha descolgado CCOO, que lo ve inasumible, aunque UGT cree que es el mejor posible.
El preacuerdo, que tendrán que refrendar este viernes los trabajadores, supone un ahorro de un millón de euros, la mitad de las expectativas de ahorro planteadas inicialmente por la dirección y permite afianzar el futuro de la planta, además de garantizar que sea una fábrica competitiva para los planes futuros del fabricante nipón.
En opinión del expresidente del comité de empresa de Nissan y portavoz de esta sección sindical, Iván Zazo, el preacuerdo "no es el idóneo", pero garantiza nueva carga de trabajo para veinticinco personas, evita despidos y traslados forzosos e incluye la reincorporación de empleados.
En octubre de 2014, el consejero director general y vicepresidente de las Operaciones Industriales de Nissan en España, Frank Torres, presentó el plan de competitividad con el que se buscaba reforzar la posición de la planta de Ávila, en la que se fabrican los vehículos comerciales del fabricante nipón.
Se buscaba posicionar a la fabrica de cara a las adjudicaciones de nuevos modelos que llegarán a partir de 2016. Entre las medidas planteadas, se fijaba una reducción del 25% de los costes de fabricación y un incremento de la flexibilidad del 20%, “para poder responder a los cambios del mercado tanto al alza como a la baja“.
En estos meses se han sucedido convocatorias de huelga, en el mes de enero en respuesta de los trabajadores al plan de competitividad presentado por la empresa, que incluían paros todos los sábados del primer trimestre de 2015, con el fin de forzar a la empresa a “recuperar la senda del diálogo”.
Por fin, en febrero se retomaron las conversaciones y en mayo la empresa anunciaba que retiraba el ERE planteado, que afectaba a 130 trabajadores y no contemplaba la reincorporación de los once empleados -junto a otros cuatro desplazados- que se vieron afectados por un expediente de regulación de empleo en 2010, y cuyo reingreso se había acordado para abril de 2014.
Estos trabajadores, no obstante, no podrán incorporarse ahora y deberán esperar a que haya "trabajo estable" en la planta de Avila, una vez que se produzcan las prejubilaciones, que dejarán la plantilla, según los cálculos de los sindicatos, en "unos 470" empleados, sin contar las bajas incentivadas que se puedan producir.
"El acuerdo no es bueno, pero es el mejor, porque garantiza los puestos de trabajo", ha insistido Iván Zazo, quien ha detallado que también se contempla una congelación salarial para dos años y un aumento de las jornadas laborales que incluirán algunos sábados de producción, con el objetivo inicial de alcanzar las 17.000 unidades.
No obstante, las previsiones de los sindicatos apuntan a que, en el presente año fiscal, las cantidades se mantendrán en torno a las 14.000 o 15.000 unidades anuales, a razón de 64 diarias. En el caso de que no se refrende el preacuerdo el viernes, no se descarta que la plantilla se vuelva a "echar a la calle".
Desde CCOO, que preside el comité de empresa, se denuncia que los sindicatos firmantes -UGT y SIGEN-USO- han cedido en "casi todas las pretensiones" de la empresa, como que el aumento de las jornadas no esté compensado, se eliminen los seguros médicos o no se fije una fecha para la reincorporación de los afectados por el ERE.
CCOO considera que el preacuerdo es "inasumible" porque supone una pérdida "muy grande" de poder adquisitivo, "no proporcional con las concesiones hechas", además de afirmar que la dirección ha "despreciado" la plataforma unitaria del comité.