África se sitúa en el foco de atención para una industria de la automoción cada vez más globalizada

La industria del automóvil amplía sus horizontes y explora nuevos mercados en busca de una rentabilidad que podría verse penalizad por el incremento de los costes logísticos asociados.

24/07/2015 a las 8:49 h

Planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona.

El plan de desarrollo por la industria automotriz puesto en marcha por el gobierno de Nigeria en el año 2013 para despertar el interés de los fabricantes de vehículos continúa dando buenos resultados.

Entre los últimos fabricantes que han llegado al país africano atraídos por las facilidades otorgadas por la administración nacional se encuentran Honda, que ha desarrollado una nueva planta de ensamblaje para motocicletas, o Volkswagen, que el 7 de julio puso en marcha su nueva planta en este país.

Además, el pasado 2014 la Alianza Renault-Nissan también anunció su intención de llegar a ser el mayor fabricante de automóviles en Nigeria, a lo que contribuirá la joint venture que mantiene con el conglomerado Stallion Group, empresa dedicada al montaje de vehículos de Nissan, Volkswagen e Iveco, entre otras marcas.

El gobierno nigeriano ofrece incentivos a las empresas entre los que se incluyen la eliminación de aranceles para las piezas que se transporten hacía el país con el objetivo de realizar el montaje en el mismo.

Además, las compañías pueden beneficiarse de una rebaja de impuestos de cinco años al instalarse en cualquier parte del país, así como una reducción fiscal del 20% en las inversiones en infraestructura a realizar, incluyendo carreteras.

¿Qué ocurre con la logística?

No obstante, más allá de estos beneficios económicos por el abaratamiento de los costes y de la mano de obra, que sufragarían buena parte de importantes partidas presupuestarias destinadas al establecimiento de nuevas factorías y plantas de diversos tipos, cabe analizar qué desafío se presenta para la logística y el transporte de esta industria desde territorios lejanos hacia los mercados potenciales, y si los incentivos propuestos compensarían los posibles sobrecostes en este sector de actividad.

Así, por ejemplo, Nigeria es un país con una línea de costa 858 km para los 923.768 km² que ocupa su territorio, mientras que España, sin ir más lejos, cuenta con 7.921 km de costa en un terreno total de 504.645 km². De esta forma, solo la escasa superficie costera del país del África Central dificultaría el transporte marítimo para las mercancías que tendrían como origen o destino las plantas que no se ubiquen al sur del país.

Por otro lado, en cuanto a las infraestructuras, los principales puertos nigerianos, entre los que se encuentran el de Lagos, el de Calabar o el de Tincan, tampoco pueden competir en instalaciones con aquellas regiones en las que el tráfico de mercancías se ha consolidado impulsado por diversos factores. 

No obstante, es cierto que el aeropuerto de Lagos es uno de los principales del continente, pero al estar también situado en zona costera, se encontraría con los problemas ya indicados. Además, el transporte tanto a las instalaciones portuarias como al aeropuerto se habría de realizar por carretera, por lo que las infraestructuras también jugarán un papel fundamental en los próximos años.

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