Durante las asambleas generales de la Asociación Empresarial de Transporte de Vizcaya (Asetravi) y de la Asociación Empresarial para la Gestión del Transporte (Asetravi Gestión), celebradas este pasado jueves 15 de mayo en Bilbao, se ha abordado la situación de las empresas y los profesionales autónomos del transporte en Vizcaya y pasado revista a los retos y amenazas que ocupan y preocupan al sector.
En opinión del presidente de Asetravi, Iñaki Errasti," la crisis económica en el transporte de Vizcaya aún no ha empezado a remitir”, señalando como principales efectos de la misma el envejecimiento de la flota, que ha pasado de tener una media de 4,7 a 7,4 años, el cierre de 24.000 empresas en España y la reducción del parque de vehículos en 70.000 unidades.
También fueron tratados temas como los nuevos requisitos para la renovación de flota, la nueva LOTT, la Acción Directa, las expectativas de devolución del 'céntimo sanitario' y los pesos y dimensiones, además de la 'euroviñeta'.
Sobre esta última, Errasti ha indicado que “dado que parece inevitable su implantación, tenemos que centrar nuestra atención en los efectos compensatorios que deberían habilitarse para contrarrestar sus consecuencias”.
Hechos positivos de 2013
Para la asociación de transporte, dos han sido los hechos positivos durante el pasado ejercicio. El primero es que, en diciembre pasado, el Tribunal Supremo fallara a favor de la asociación en el recurso planteado por Competencia por supuestas prácticas restrictivas lo que, en opinión del presidente, ha sentado un precedente para otras organizaciones que están sufriendo expedientes similares.
Durante la reunión, desde Asetravi también han recordado la importancia del convenio firmado en julio de 2013 con UGT y CCOO, contrato que puso fin a una negociación emprendida en 2009 y que contribuirá a racionalizar las retribuciones.
Por otra parte, ante los representantes de diversas empresas, Errasti hizo un llamamiento a las mismas para fortalecer el asociacionismo, la conjunción y coordinación de fuerzas para defender sus intereses ante las amenazas que sufre el sector, destacando entre ellas el frente regulatorio y la actitud de determinados sindicatos que se han convertido en auténticos poderes fácticos.