Bélgica establece impuestos para el transporte colaborativo.
La administración belga impondrá un gravamen del 10% a partir de marzo a las plataformas de economía colaborativa, como Uber, con el que espera recaudar en torno a los 20 millones de euros.
El gravamen, introducido mediante decreto del 12 de enero, supondrá una retención en origen de los ingresos de las plataformas por el fisco, según informa L'Echo.
Las administraciones nacionales y europeas están poniendo en tela de juicio al “mal llamado”transporte colaborativo, como lo define buena parte del sector del transporte por carretera y de la logística. Sirva de ejemplo el pronunciamiento de la Comisión Europea sobre Uber, a la que define como empresa de transporte, o la denuncia de la Comunidad de Madrid a Blablacar por no tener “autorización” para ofrecer “un servicio de transporte público”.
Estas empresas suelen definirse como “plataformas tecnológicas" que permiten que dos usuarios contacten para compartir gastos. No obstante, sus detractores entienden que, en la medida que se establece un acuerdo "comercial" y se fija un precio, la línea entre colaboración y prestación de un servicio se difumina.
En definitiva, los profesionales del sector entienden que este tipo de plataformas permiten a cualquier persona no profesional realizar un servicio que ha de estar, y de hecho está, regulado por Ley.
Lo que en un principio afectó sólo a taxistas y empresas de autobuses comienza a llegar al sector del transporte de mercancías, especialmente en el sector de la paquetería. Junto a Uber, que está trabajando en un nuevo servicio para las entregas de paquetes, están apareciendo nuevas empresas que conectan a particulares que vayan a realizar un viaje y quieran aprovechar el espacio vacío de sus vehículos con usuarios que tengan que transportar mercancías.