Cepsa ha comenzado a producir biocombustibles avanzados en su Parque Energético La Rábida, situado en Palos de la Frontera, Huelva. Para ello, utiliza aceites usados de cocina, valorizando así estos residuos y fomentando la economía circular.
La compañía lleva más de 10 años produciendo biocombustibles en sus refinerías y desarrollando estudios pioneros a nivel mundial para convertir residuos y aceites usados en combustibles de origen renovable de alto valor energético.
El nuevo hito se enmarca en el plan estratégico ‘Positive Motion’, mediante el que está impulsando la reducción de emisiones del transporte pesado a través de la producción de moléculas verdes, principalmente biocombustibles e hidrógeno verde.
En concreto, Cepsa aspira a encabezar en 2030 la fabricación de biocombustibles en España y Portugal, con una producción anual de 2,5 millones de toneladas. Los biocombustibles pueden reducir las emisiones hasta en un 80% durante todo su ciclo de vida y aumentan la independencia energética y la seguridad de suministro.
La producción de biocombustibles de segunda generación le permitirá, por ejemplo, seguir aportando valor en el suministro de combustibles para el sector aéreo, donde la demanda irá en aumento en los próximos años.
Precisamente en este ámbito, la iniciativa legislativa denominada ‘RefuelEU Aviation’ pretende impulsar la oferta y demanda de biocombustibles de aviación en la Unión Europea, alcanzando un uso del 2% en 2025, del 5% en 2030 y del 63% en 2050.
Cepsa, por su parte, ha establecido una ambiciosa hoja de ruta para recortar las emisiones para el conjunto de sus actividades. En concreto, en 2030, reducirá sus emisiones de CO2 (alcance 1 y 2) en un 55% respecto a 2019 y aspira a ser neutra en carbono antes de 2050.
En cuanto a las de alcance 3, la intensidad de carbono de sus productos se reducirá entre un 15% y un 20% en 2030. Además, quiere ir más allá del cero neto y alcanzar un impacto positivo, aportando valor en las comunidades donde está presente.