El futuro del trabajo tras la pandemia

La tecnología avanza y hace más asequibles procesos de automatización que hasta ahora eran impensables para empresas de pequeño y medio tamaño. Además, la pandemia parece haber supuesto un impulso para esta revolución tecnológica, aunque, a priori, las crisis parecen momentos de paralización de procesos innovadores.

22/02/2021 a las 19:29 h

La crisis sanitaria está contribuyendo a consolidar tendencias innovadoras que no conseguían despegar hastra ahora.

Muchas de ellas tienen que ver con la manera en que se ha venido llevando a cabo el trabajo hasta ahora, de tal manera que se está produciendo un cambio que parece sin vuelta atrás e impensable hasta hace unos meses.

En este sentido, quizás lo más evidente tenga que ver con la avalancha de teletrabajo que se ha producido en múltiples sectores.

Sin embargo, el teletrabajo no siempre es posible en el ámbito de las actividades logísticas y de transporte, especialmente en aquellas labores que tienen que ver con la gestión directa de las mercancías.

Pero incluso desde antes de la irrupción de la enfermedad que está poniendo en jaque la economía mundial ya se estaba trabajando en el sector logístico en la automatización de tareas.

Todo ello se ha producido en diferentes ámbitos, que van desde la conducción autónoma, hasta el uso de dispositivos en almacén para evitar portar cargas pesadas o para facilitar el acceso rápido a mercancías pesadas o localizadas a grandes alturas.

Existe un amplio consenso en relación con los beneficios que aportará un mayor grado de automatización de los trabajos en la logística y el transporte, por las aportaciones que puede hacer en rapidez y precisión, en una actividad que tiene en estas dos características dos de sus elementos más característicos.

Sin embargo, el hecho de que el sector logístico sea tan heterogéneo dificulta una implantación masiva de mecanismos de automazación, sobre todo si se tiene en cuenta el elevado número de empresas pequeñas y medianas que tiene.

Este último aspecto dificulta que estas empresas puedan afrontar las cuantiosas inversiones que se requieren en el ámbito de la automatización.

La automatización y la digitalización permiten un control a tiempo real de la cadena de suministro.

Pero en un entorno que evoluciona a gran velocidad, la tecnología se abarata con rapidez, algo que facilita su adaptación a menor coste, aunque, por otra parte, también implica un alto ritmo para mantenerse al día de innovaciones que se van incorporando al mercado sin descanso.

De igual manera, el perfil cada vez más tecnológico que se requiere para desarrollar una carrera profesional en el sector logístico y de transporte pone sobre el tapete las crecientes necesidades de formación existentes.

Algo que es especialmente detectable desde el punto de vista funcional, con el fin de que los trabajadores estén en condiciones en el menor tiempo posible de extraer el mayor partido posible a unas herramientas y equipos de alto coste, gran versatilidad y capacidades.

[sumario]El carácter diverso que tienen las actividades logísticas y de transporte genera diferencias en el grado de adaptación de las nuevas tecnologías en cada uno de los segmentos”.[/sumario]

De igual modo, otra de las cortapisas a las que se enfrenta la automatización es el miedo a sus efectos sobre el empleo.

Pese a que inicialmente podría pensarse que la introducción de más máquinas eliminará puestos de trabajo, algunos expertos alegan que en anteriores momentos en que se han incorporado innovaciones no solo no se ha producido reducciones de empleo, sino que la incorporación de nuevas tecnologías ha abierto nuevos campos para crear empleos en sectores inimaginales y aún por explorar.

Algunos estudios indican que esta nueva revolución que se avecina con el concepto de industria 4.0 podría generar nuevos puestos de trabajo nunca antes vistos y ayudar a reorientar algunos de los existentes actualmente, haciendo que muchos empleados concentren su actividad en actividades que realmente aportan valor, eliminando trámites burocráticos o duplicidades, con el fin último de conseguir una mayor productividad.

Así mismo, desde otro prisma, y vistas las pirámides de población de los países más desarrollados, parece que la automatización se configura como una alternativa real para la falta de relevo.

La propia inercia de las nuevas tecnologías hace que se vaya abaratando el acceso a las novedades.

El paradigma del conductor profesional

Es el caso, por ejemplo, de los conductores profesionales, un colectivo en el que el grupo más numeroso lo constituyen trabajadores de más de 45 años de edad y con un perfil profesional que consigue despertar el interés de jóvenes y mujeres, pese a los intentos que vienen haciéndose en el sector desde hace largos años.

Así pues, cada vez se ponen más esperanzas en los vehículos autónomos, una tecnología que ofrecerá un gran rendimiento a largo plazo.

Sin embargo, aún está por ver qué podrá pasar en un tránsito que aún durará más de un lustro según los vaticinios más optimistas y que, según se prevé, implicará que siempre tenga que haber un humano en cabina incluso con un grado de automatización total, ante cualquier circunstancia inesperada.

Almacenes, campo abierto para la automatización

Por otra parte, en los almacenes hay múltiples vertientes que van a impulsar una automatización de alto nivel y en diferentes ámbitos, desde la colocación y manejo de grandes cargas con exoesqueletos, hasta grandes proyectos de automatización.

Además, la evolución tecnológica hace que la incorporación de servicios avanzados vaya abaratándose con el paso del tiempo.

Al mismo tiempo, el desarrollo tecnológico también facilita la adaptación de las herramientas a las necesidades concretas de cada actividad, e incluso de cada explotación empresarial.

De esta manera, la automatización genera ventajas competitivas que marcan la diferencia en un mercado cada vez más competitivo y globalizado, en el que los clientes del sector logístico y de transporte parecen demandar cada vez más un seguimiento a tiempo real de la mercancía y un conocimiento cada vez más exhaustivo de todas las actividades logísticas que se llevan a cabo, algo que sirve de tractor para que las empresas del sector se vean obligadas a adoptar el uso de unas nuevas tecnologías que, por otra parte, también generan ahorros de costes y mejoras en el servicio que conviene tener en cuenta a la hora de hacer las cuentas sobre el coste de las inversiones y los períodos de retorno de la inversión en cada caso concreto.

El uso de las nuevas tecnologías genera nuevas necesidades formativas y nuevos perfiles laborales.

La tecnología también cambia la formación

De igual modo, la automatización de tareas y la incorporación de nuevas tecnologías en la gestión logística también tiene implicaciones para el empleo desde el punto de vista de la formación.

Precisamente en este ámbito, la progresiva tecnificación hace que cambien los perfiles formativos de algunos puestos de trabajo, que pasan de apenas utilizar tecnología a ser áreas que utilizan máquinas que han supuesto cuantiosas inversionesy que requieren de un conocimiento específico para sacarles todo el partido.

Esto sucede incluso en los niveles profesionales más básicos, como es el caso de los mozos de almacén, que ya han empezado a utilizar sistemas de picking muy avanzados o exoesqueletos para cargar grandes volúmenes, cuyo uso requiere de nuevas destrezas.

Informes de UGT sugieren que la digitalización pone en riesgo un total de 24 millones de empleos en toda Europa.

De ellos, hasta siete millones podrían verse afectados en España.

Sin embargo, la toma de medidas para garantizar una formación adecuada de los profesionales y la elaboración de un proceso de transición que permita vencer todas las barreras culturales que impiden una mayor implantación de la digitalización podría contribuir a que esta factura no fuera tan elevada como se prevé.

Todo cambio tecnológico implica, a decir de los expertos, un cambio cultural que, la mayor parte de las veces es más complejo de afrontar y que suele generar reticencias e incomodidades lógicas, por otra parte, en quienes ven sus puestos de trabajo amenazados por equipos que, además, les obligan a hacer un esfuerzo por reciclarse y adaptarse a una nueva situación laboral.

Sin embargo, a sensu contrario, también existe otra corriente que indica que los cambios tecnológicos, fehacientemente desde la Revolución Industria, aunque de facto desde mucho antes, según aseguran, han servido para crear nuevos nichos de empleo, asociados a esas nuevas tecnologías y que, además, tienen potencial para crear más puestos de trabajo de los que existían anteriormente.

El impacto de la automatización no será uniforme, sino que afectará a ciertos colectivos.

Así pues, un informe de la consiultora McKinsey refleja que la demanda de empleos basados en capacidades manuales decaerá un 20% en la próxima década, mientras que los empleos que exigirán capacidades digitales avanzadas se incrementarán en un 40%.

En lo que respecta al sector logístico y de transporte, la consultora internacional estima que se encuentra entre los diez que mayores efectos de la automatización de procesos verá sobre el empleo.

Por otra parte, el Foro Económico Mundial afirma que el 54% de los trabajadores deberá mejorar su capacitación en el próximo lustro y que, de ellos, el 35% necesitará seis meses para conseguirlo y otro 10% precisará de más de un año.

Todo está en marcha ya, la crisis sanitaria parece haber acelerado el proceso y requiere de un esfuerzo que merecerá la pena.

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