Hacia entregas cero contacto

La prevención para evitar contagios del covid-19 marca el presente y el futuro a corto plazo de las entregas domiciliarias de paquetería, en un escenario de fuerte crecimiento del comercio electrónico, como respuesta a las medidas de confinamiento y distanciamiento social.

18/02/2021 a las 18:21 h

La pandemia de coronavirus es un fenómeno global que está introduciendo cambios radicales en la gestión de la cadena de suministro, en breve plazo y con alcance planetario.

El segmento de la paquetería es uno de los que más está notando estos cambios, dado que las medidas de confinamiento de la población que se han tomado para evitar la propagación de la enfermedad han tenido una serie de efectos en cadena sobre los hábitos de consumo, cuyas consecuencias solo están empezando a aflorar.

En este sentido, muchos expertos en economía vaticinan que las modificaciones en los patrones de consumo que se han ido perfilando durante lo más duro de la crisis sanitaria irán consolidándose a lo largo de 2021, hasta convertirse en cambios estructurales.

Entre otros aspectos, la crisis sanitaria generada por la covid-19 ha introducido cambios en la operativa que se han centrado en intentar dar servicio de manera casi continua a grandes volúmenes de trabajo que antes de la pandemia eran exclusivos de fechas destacadas, como puedan ser los que manejan en un buen ‘Black Friday’ o durante el período navideño.

Por contra, la pandemia también ha tenido un impacto negativo sobre los servicios de mensajería y los envíos B2B, que han descendido drásticamente, como consecuencia del aumento del teletrabajo y la vuelta de tuerca que ha dado la crisis sanitaria al proceso de digitalización en muchas empresas de diversos sectores.

En este mismo sentido, además de un aumento de volúmenes, con la crisis sanitaria también se ha ampliado el rango de productos que circulan por el canal on-line,que ahora llega también a perecederos o a artículos voluminosos, con las dificultades que genera la operativa en estos casos.

Finalmente, la pandemia también ha extendido el ámbito geográficoen el que trabaja el comercio electrónico, para sacarlo de las ciudades, que hasta hace unos meses eran su hábitat natural, y hacerlo llegar a ciudades más pequeñas y al entorno rural, donde el servicio se complica aún más.

Los cambios en las operaciones han afectado a las condiciones de salud e higieneen el manejo de los paquetes, tanto en el tramo menos expuesto, dentro de las instalaciones logísticas, como en los servicios que se desarrollan de cara al cliente, como es el acto de entrega a destinatario final.

En las instalaciones logísticas se han introducido importantes medidas sanitarias para evitar la propagación de la enfermedad,sin que perjudiquen en la medida de lo posible a una operativa que tiene en la agilidad uno de sus puntos fuertes.

Por otra parte, desde el punto de vista de los servicios de entrega,se ha producido, a grandes rasgos, una simplificación del proceso de entrega, con el fin de minimizar el riesgo de contagio de la enfermedad, tanto a los propios clientes, como al personal de reparto que, en todo caso, ha tenido, por lo menos en España, la consideración de labor esencial para mantener el abastecimiento a una población confinada.

De igual modo, el servicio también supone un incremento de la tecnología asociada a las entregas y una generalización de los dispositivos móviles,dado que se ha comprobado científicamente que el uso de papel puede ayudar a extender los contagios.

Por ello, se ha generalizado el uso de dispositivos electrónicos para la documentación de la entrega y la acreditación de la identidad de destinatario para reducir el contacto con el personal de entrega.

En este mismo sentido, las notificaciones a través del móvil, por medio de servicios de mensajería móvil como Whatsapp u por medio de códigos QR sirven también al propósito de coordinar los envíos, algo que ahora, con las necesidades sanitarias que marca la pandemia, es más necesario que nunca.

[sumario]Los cambios desencadenados por la pandemia en los hábitos de consumo parecen haber impulsado los pedidos de comercio electrónico, con nuevas condiciones de seguridad”.[/sumario]

Adicionalmente, los pocos pagos que se venían realizando a la entrega también tienden a desaparecer o, en su caso, a articularse por cauces que no implique la transferencia de dinero en efectivo, bien sea a través de tarjetas de crédito, bien a través de otros servicios financieros para el pago a través de internet o con el teléfono móvil.

Esta situación, lejos de parecer un elemento coyuntural, se convertirá en la nueva norma,al menos hasta que los científicos consigan una vacuna efectiva que permita abandonar los fundados miedos que amplias capas de la sociedad tienen a la enfermedad.

Hay quien va más lejos y anticipa que la desconfianza que se ha generado con la pandemia no va a desaparecer y que se convertrirá en uno de los rasgos definitorios de los comporamientos sociales que nos dejará.

Por otra parte, estas nuevas entregas con cero contacto permiten, llegado el caso, ganarle algo de tiempo al reparto y, de este modo, favorecen la fluidez en el servicio, de tal modo que las rutas pueden optimizarse algo más, en un entorno de fuerte demanda.

De igual manera, también es previsible que la pandemia impulse las entregas en puntos de conveniencia o en consignas.

También es posible que se vayan incrementando otras experiencias que hasta ahora eran residuales, como las entregas en maleteros, o con vehículos autónomos, cuyo desarrollo aún está lejos de completarse. Pero esa es otra historia.

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