Hacia un transporte diferente

Nadie sabe a ciencia cierta si tras la crisis sanitaria llegará un sector nuevo, lo que sí que es cierto es que el transporte de mercancías por carretera lleva tiempo inmerso en un profundo proceso de transformación que desembocará en un panorama distinto.

09/04/2021 a las 0:23 h

Tras un año marcado por la pandemia, el transporte tiende a recuperar una cierta normalidad a medida que los flujos de mercancías vuelven a restablecerse.

Sin embargo, alcanzar los niveles anteriores a la crisis sanitaria parece harina de otro costal, por no hablar de alcanzar los, a ojos de hoy día, estratosféricos registros de 2007 y 2008.

Además, la oscilante realidad que dibujan las diferentes oleadas de la pandemia ofrecen un panorama repleto de incertidumbresque atenaza a unas empresas con poco margen de maniobra tras meses al límite de sus posibilidades.

Sin embago, la ley del mercado obliga a continuar pese a las dudas en un marco de transición en el que parecen entreverse algunas tendencias que dejan anticipar cómo será el transporte de mercancías por carretera del futuro.

[sumario]Pese la incertidumbre, los clientes y la sociedad parecen mantener una apuesta firme por la sostenibilidad del transporte”[/sumario]

Lo que sí que estaba claro ya antes de la irrupción de la pandemia en Europa es que limitarse a ofrecer servicios de transporte parece una opción cada vez más residual en un mercado en el que la convertiendo en un verdadero tiene tanto valor o más que la propia carga que se mueve.

Así pues, desde hace algo más de una década se observa una progresiva tendencia de las empresas de transporte hacia convertirse en proveedores de servicios a medida que los datos de la mercancía se han ido convertiendo en un verdadero objeto de deseo.

La digitalización mejorará la operativa de transporte y generará ahorros de costes.

Un transporte más transparente

Precisamente esta transformación de los transportistas hacia proveedores que aportan gran valor añadido obliga a las empresas a ser más transparentes, especialmente con sus clientes.

Los costes del transporte no son, desde la perspectiva de los clientes, un asunto exclusivo para los transportistas, sino que son de suma importancia para los usuarios, por la importante incidencia que tienen sobre sus productos de cara a un mercado cada vez más competido y en el que el comercio electrónico ha introducido variables que han venido a transformar el anterior ecosistema.

En estas circunstancias, las empresas de transporte están obligadas a ser más transparentes que nunca, tanto a la hora de transmitir la información de la carga y los vehículos para garantizar una trazabilidad integral, como a la hora de justificar los costes del servicio.

Sin embargo, esta tendencia no benefica solo a los clientes, sino que puede ayudar a las propias empresas de transporte a controlar costes y mejorar la asignación de medios y personalpara cada servicio, entre otros aspectos.

Un transporte más sostenible

Desde hace largo tiempo, los fabricantes de camiones trabajan dentro de un duro marco legal para reducir las emisiones contaminantes de los vehículos pesados.

El sector necesita dar un paso al frente para quitarse el sambenitode agente contaminador que lleva encima desde hace mucho tiempo.

[sumario]La digitalización modificará profundamente el papel que juega el transporte en la cadena de suministro y las relaciones de los transportistas, tanto con sus clientes, como con sus proveedores”[/sumario]

Más que la imagen (que también), está en juego la propia razón de ser de un sector que tiene a gala una gran flexibilidad y eficiencia que, sin embargo, choca con las cada vez más agresivas políticas nacionales y europeas para facilitar el trasvase de la carretera al ferrocarril, sobre todo en las distancias más largas.

En este contexto, y pese a las dificultades económicas que impone la crisis sanitaria, se tiene que abrir paso una apuesta decidida por renovar una flota muy envejecida y a la que los clientes cada vez miran con peores ojos.

Un transporte más digitalizado

Esta década es, a decir de muchos expertos, la de la digitalización masiva, un proceso que ya ha empezado a desarrollarse en el transporte de mercancías por carretera y que en los próximos años tiene que acompañarse de un profundo cambio cultural.

Sin embargo, la estructura tan atomizada del sectoractúa como una cortapisa que impide una adopción más rápida de un camino ineludible y que está destinado a aportar grandes beneficios para el sector, tanto desde el punto de vista operativo, como desde el ámbito de la gestión empresarial.

Por el momento, un primer escalón en el proceso pasa por la digitalización de la documentación del transporte,un proceso en apariencia sencillo, pero que puede generar un gran paso adelante a medida que se generalice, aparte de reducir simplemente el gasto en papel.

Un transporte más proactivo

Las empresas de transporte tradicionalmente han venido siendo simples peonesen las cadenas de suministro hasta recientes fechas.

Ahora, los cambios tecnológicos que se están produciendo irán dando a los transportistas un nuevo perfil, a medida que los flujos de información generen una mayor cercanía entre los diferentes actores de las cadenas de suministro.

El sector sigue incansable en la búsqueda de alternativas eficaces para reducir su impacto medioambiental.

Otras relaciones con los fabricantes de camiones

El creciente papel que tienen los fabricantes de camiones como proveedores de nuevas tecnologías aplicadas al transporte supone una relación más estrechaentre transportistas y fabricantes, sobre bases contractuales que se van modificando para dar entrada a servicios de mantenimiento predictivoo reparaciones, entre otros aspectos.

Un transporte más respetado

La pandemia ha convertido a los transportistas en un colectivo muy valorado, merced a un trabajo desarrollado a conciencia y en unas condiciones de extraordinaria dureza.

Las sociedades modernas tienen una memoria cada vez más corta, pero también es posible que se haya tomado nota de la importancia que tiene un buen transporte de mercancías para garantizar el correcto suministro de bienes y productos para un mundo que vive acelerado, al menos desde el ámbio político, aunque en este preciso momento no lo parezca.

 

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