Fernando Bernabé, consultor independiente en Auto Mobility

La contribución de la logística

El transporte y la logística en su conjunto, es un elemento clave para el correcto funcionamiento de una sociedad y creo que esto no está suficientemente reconocido.
10/01/2022 a las 11:47 h

Cuando, hace algo más de una década comencé a trabajar para una de las principales marcas europeas de camiones, viniendo del mundo del turismo, alguien me dijo “Fernando, el mundo del transporte es otra cosa. O te engancha, y te quedas para siempre, o no lo entiendes, y en unos pocos meses te vuelves a los coches”.

Los hechos demuestran que formo parte del primer grupo y es algo de lo que me siento especialmente orgulloso. El transporte y la logística en su conjunto, es un elemento clave para el correcto funcionamiento de una sociedad y creo que esto no está suficientemente reconocido.

Si los camiones se paran, la economía se para. Esto pudimos comprobarlo allá por el mes de marzo de 2020, cuando todos nos quedamos confinados en nuestras casas. Por supuesto, el personal sanitario seguía acudiendo a los hospitales a ocuparse de los enfermos. Y otra excepción fueron los integrantes de la cadena logística de la alimentación. Apenas circulaban turismos por las carreteras, pero los camiones no pararon en ningún momento. Esto es algo que nunca deberíamos olvidar.

Todas las tardes a las 8 nos asomábamos a ventanas y balcones a aplaudir la excelente labor desarrollada por los sanitarios. Los “logísticos” también se merecían una pequeña fracción de aquellos aplausos. Y no pienso sólo en los camioneros, también en las personas que trabajan en almacenes, supermercados, etc. Si no hubieran garantizado el suministro de productos alimenticios, ¡no habríamos muerto de Covid, sino de hambre!

Otro ejemplo más que demuestra la eficiencia del transporte por carretera lo tenemos en el comercio “on-line”. Todos hemos realizado alguna compra a través de Internet y, al llegar a la parte correspondiente al envío, a menudo nos dan dos opciones: envío estándar o urgente. El primero garantiza una entrega en 48 – 72 horas. El urgente, en 24 horas a cambio de un pequeño suplemento en el precio. “No merece la pena pagarlo, no me corre tanta prisa, puedo esperar dos o tres días” es lo que frecuentemente pensamos, al menos ese es mi caso. La sorpresa viene cuando, al día siguiente, suena el timbre de nuestra casa y nos encontramos a un sonriente transportista con un paquete en sus manos para nosotros.

Como esto se repite frecuentemente, nos acaba pareciendo lo normal y no paramos un momento a reflexionar sobre todo lo que tiene que haber “detrás” para que MI paquete llegue a MI casa en apenas 24 horas. ¿Cuántos millones de referencias se manejan en el comercio “on-line”? ¿Cuántos miles, o decenas de miles, de envíos se gestionan cada día? ¿Cuántas furgonetas circulan por las calles para hacernos llegar nuestras compras? A mí, francamente, me parece asombroso.

Para conseguir todo esto, hace falta mucha inteligencia y una excelente organización. Para empezar, una gran capacidad para anticipar la demanda y, así, aprovisionar los almacenes con los bienes con más probabilidad de ser vendidos, pero en su justa medida, ni demasiado, ni demasiado poco. Además, un sistema de recogida y empaquetado tremendamente ágil, que es capaz de preparar miles de paquetes y organizarlos adecuadamente para su correcta expedición en un tiempo récord. Por último, un eficaz equipo de furgonetas para el transporte “de última milla” capaz de llegar hasta el hogar más remoto siguiendo unas rutas de reparto perfectamente optimizadas.

Aunque creo que poco a poco va mejorando, tengo la impresión de que el transporte de mercancías por carretera no goza de la imagen que debería. Por si todo lo anterior no fuera prueba suficiente, podemos añadir que los transportistas son, además, pioneros en la descarbonización del planeta. Conscientes de que el transporte es uno de los primeros responsables de las emisiones de CO2, cada día se sienten más involucrados en la necesidad de adaptar sus flotas con nuevos vehículos libres de emisiones o de emisiones reducidas.

Estoy plenamente convencido de que esa transformación del sector va a venir mucho antes de lo que habríamos podido imaginar. La electrificación será sólo el primer paso en este proceso, al que seguirán otras innovaciones, como el transporte de larga distancia con vehículos sin conductor o la entrega de paquetes mediante drones y quién sabe qué otras soluciones aún más eficientes que hoy ni siquiera somos capaces de soñar.

¡Todo un apasionante reto!

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