La industria marítima se prepara para profundos cambios en el uso de refrigerantes

Algunas empresas han pedido actuar con cautela frente a los peligros y gastos crecientes a los que se enfrenta la industria ante el cambio del refrigerante R-22.

27/11/2015 a las 0:33 h

Refrigerante-R22 Se prevé que el uso de HCFC se elimine en los países firmantes del Protocolo de Montreal para el 2030.

Wilhelmsen Ships Service, un proveedor global de servicios y productos para la industria del transporte marítimo, ha advertido de los riesgos de precios, oferta y seguridad ante la entrada en vigor de la prohibición mundial del refrigerante R-22, clorodifluorometano o HCFC.

El gas incoloro, que tiene un efecto negativo para la capa de ozono y puede aumentar el calentamiento global, aún está en uso en alrededor de 6.000 u 8.000 buques de todos el mundo.

El R-22 ha sido prohibido en toda la UE , con un periodo de adaptación entre 2010 y el 1 de enero de 2015. Actualmente, se está eliminando en los EEUU, donde no se permitirá la fabricación de ninguna nueva unidad R-22 desde enero de 2020.

Como parte del Protocolo de Montreal, un acuerdo de la ONU para proteger la capa de ozono, se prevé que el uso de HCFC se elimine en los países miembros para el 2030.

Sin embargo, según la empresa, estos plazos se están acercando y, por ello, "está impactando enormemente en la producción mundial. A la vez que la disponibilidad cae, los precios y los riesgos en el suministro aumentan, lo que puede ser una mala noticia para los propietarios de los buques que aún utilizan el R-22".

Producción ilegal

Las cifras de la industria indican que la producción mundial de R-22 legal este año será sólo el 10% del volumen producido en 1990. Este débil suministro y una demanda relativamente fuerte ejercerá una presión al alza sobre los precios.

Así, desde Wilhelmsen Ships Service se considera que, si se retrasa la sustitución por refrigerantes alternativos, los costes "podrían duplicarse fácilmente en el transcurso del próximo año".

Además, ante esta situación, los productos alternativos y producidos ilegalmente "comienzan a aparecer en el mercado. Esta situación ya se está dando y a partir de ahora, empezará a aumentar".

Estos gases se introducen, de contrabando, en los países, mal declarados y falsificados. Las consecuencias del uso de estos productos para los buques "pueden ser graves", ya que producen averías mecánicas y son potencialmente mortales para las personas.

La solución ante el problema, según la empresa, es que todos los buques comiencen a buscar alternativas ecológicas al R-22. Mientras tanto, los armadores y operadores que aún lo necesitan, deberían utilizar los productos procedentes de productores aprobados.

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