La red de puntos de recarga, elemento clave para que el vehículo eléctrico sea una realidad

Un despliegue adecuado de puntos de recarga y la extensión de la autonomía de las baterías permitirían que el parque de los vehículos eléctricos se multiplique por cinco en los próximos tres años

27/04/2018 a las 18:33 h

Los puntos de recarga son, a la vez, un elemento fundamental para que la electrificación del parque automovilístico se convierta en una realidad a medio plazo y uno de sus mayores puntos débiles, precisamente por su poca extensión.

En este sentido, una buena red pública de puntos de recarga es clave para extender la movilidad sostenible en las ciudades, de modo que pueda complementar la puntos de recarga que los usuarios de los vehículos eléctricos suelen tener vinculados en su domicilio o empresa para su uso diario, y con puntos de recarga de oportunidad en centros comerciales, hoteles o supermercados, por ejemplo.

Este aspecto es especialmente relevante en el caso de la distribución urbana de mercancías, un segmento de actividad logística que trabaja con gran presión sobre los tiempos de entrega y a costes ajustados.

Tal y como demuestran diversos estudios analizados por Revoolt, start-up española especializada en soluciones sostenibles para la logística de la última milla, España se encuentra a la cola del ranking europeo con 3,8 puntos de carga por cada 100.000 habitantes, mientras que, por contra, Noruega es el país con mayor densidad de puntos de recarga con 175. Por detrás, los Países Bajos alcanzan los 173,6 puntos, Suecia 36,2, Francia 24,2 y Alemania 22 puntos.

Esa elevada dotación de infraestructura de los tres primeros países europeos, sumada a la concienciación medioambiental, menores costes de mantenimiento y ventajas fiscales añadidas explica en gran medida la importante penetración del vehículo eléctrico, mientras que, en sentido contrario, en España se colocó el año pasado en un 0,6%.

Así las cosas, un despliegue adecuado de puntos de recarga y la extensión de la autonomía de las baterías de estos vehículos permitirían que el parque del motor eléctrico se multiplique por cinco en los próximos tres años hasta alcanzar las 116.800 unidades, según datos de DBK.

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