La oleada de huelgas que Alemania ha venido experimentando durante los últimos meses, en varios sectores pero especialmente en aquellos relaciones con el transporte, que generan un mayor impacto tanto en la economía del país como en el día a día de la sociedad, preocupan, y mucho, al gobierno del país.
La última gran huelga en tierras germanas la está protagonizando esta misma semana el sector de maquinistas alemanes, con un paro en el transporte de mercancías que comenzó el lunes día 4 a las 13.00 horas, y que para el de pasajeros que ha arrancado a la medianoche del martes y se prolongará hasta el domingo 10 de mayo a las 07.00 GMT.
A este último paro se suman aquellos que han llevado a cabo diferentes colectivos durante los últimos meses, en sectores como los servicios postales, la industria del automóvil o trabajadores de importantes empresas e-commerce. No obstante, mención aparte merece la huelga en Lufthansa en 2014, ya que fue tras la misma cuando la administración alemana propuso limitar el poder de los sindicatos.
El plan de la administración es limitar el papel de los gremios más pequeños, ya que existe "una tendencia a que los pequeños sindicatos hagan huelga con grandes consecuencias que afectan a mucha, mucha gente”, según la canciller alemana Angela Merkel. Así, se ha tomado la decisión de modificar la ley para limitar el poder de negociación colectiva a una agrupación por empresa.
Entre otras situaciones que motivan esta decisión, cabe destacar que la cantidad de compañías afectadas por medidas de fuerza aumentó a 1.384 en 2013, el número más alto en dos décadas, según recoge Bloomberg.