Las consecuencias de la inestabilidad política en Rusia, amplían su lista de damnificados. Después del veto ruso a las importaciones de productos hortofrutícolas de la UE, que ha tenido una especial incidencia en el caso español y más concretamente en el transporte frigorífico español, ahora es Polonia la que ve peligrar la salida a través del Báltico.
En este contexto, las autoridades polacas han recuperado un proyecto que se había desechado por su alto coste, anunciando su plan de construir un nuevo canal para evitar el paso por la zona costera controlada por Rusia en la ruta del transporte marítimo hacia los países bálticos. Para abrirlo, se tendría que realizar un pequeño corte de la tierra que separa el río Vístula del mar. Se estima su coste en 209 millones de euros.
Actualmente, todo el tráfico marítimo de la albufera y del puerto de Elblag tiene que viajar a través de las aguas rusas para llegar al Báltico. Sin embargo, con este proyecto, se conectaría el estuario del río Vístula, al noreste de Polonia, con el Mar Báltico, directamente.
En 2009, Polonia firmó un contrato de cinco años con Rusia sobre los derechos de navegación por el mar. Sin embargo, el gobierno polaco teme que Moscú en diciembre de 2014 no se amplíe el acuerdo, debido la crisis existente entre Rusia y Ucrania. Por este motivo, el Gobierno polaco está buscando otras soluciones que puedan solventar la dependencia que Polonia tiene respecto del país ruso.