El aumento del e-commerce transfronterizo afecta al funcionamiento de las aduanas.
La capacidad del comercio electrónico para alcanzar cualquier rincón del planeta, poniendo al alcance de quien pueda pagarlas mercancías fabricadas en la otra punta del globo, está tomando el relevo alcrecimiento del e-commerce que se desarrolla dentro de las fronteras de cada país, para seguir tirando del canal on-line.
Si, según las últimas cifras que maneja la OCDE, en 2015, el 76% del comercio electrónico de todo el mundo se debía a transacciones llevadas a cabo dentro de cada nación, los envíos internacionales están creciendo al doble de ritmo que los nacionales y se espera que crezcan a tasas anuales de más de un 25% anual hasta 2020.
De igual modo, como destaca la OCDE, la naturaleza de los propios envíos también está cambiando, ya que si en un principio el segmento B2B dominaba el e-commerce transnacional, ahora esa circunstancia se está viendo alterada profundamente.
En este sentido, las transacciones de comercio electrónico B2C se espera que crezcan hasta alcanzar un 30% del volumen total del segmento on-line mundial en 2020, ya que los clientes valoran especialmente la diversidad de productos y el precio que pueden obtener al pedir mercancía procedente de otros países a través de internet.
Esta evolución del canal on-line a nivel mundial ofrece una gran oportunidad para que empresas de cualquier tamaño y condición puedan alcanzar a clientes de cualquier lugar del planeta, pero, al mismo tiempo, también altera el funcionamiento de las aduanas, ya que los envíos de comercio electrónico tienden a ser cada vez más pequeños y frecuentes, por lo que un volumen creciente plantea dificultades en la inspección aduanera.