Los desafíos del sector postal en la Unión Europea

El sector postal está estrechamente vinculado a las economías de escala, lo que supone que cuando el volumen de envíos se reduce, el coste de su proceso y entrega no disminuye en la misma medida.

15/01/2020 a las 21:36 h

Manifestación de los trabajadores de Correos en Madrid El primer desafío con el que se encontrará en un futuro cercano tiene que ver con su propia rentabilidad.

El sector postal europeo está sufriendo una gran transformación en lo que se refiere a la digitalización, las necesidades de los usuarios, los cambios en el modelo de negocio y las normativas relacionadas, y la aparición de nuevos competidores, tal y como señala un reciente estudio de la Comisión de Transporte del Parlamento Europeo.

El primer desafío con el que se encontrará en un futuro cercano tiene que ver con su propia rentabilidad. El sector postal está estrechamente vinculado a las economías de escala, lo que supone que cuando el volumen de envíos se reduce, el coste de su proceso y entrega no disminuye en la misma medida. Por tanto, el coste unitario aumenta.

La solución para el sector es recortar costes y aumentar los precios para el cliente, pero esta última medida puede conducir a una reducción incluso mayor de los volúmenes manejados, por lo que no es la más aconsejable.

Además, los responsables políticos a nivel europeo y nacional deben decidir hasta qué punto regulan un sector que está en constante cambio y que evoluciona de manera muy diferente en los distintos países de la Unión Europea. Esto afecta también al e-commerce, pues utilizar la misma normativa que en el sector postal quizá no sea lo más adecuado para un nuevo segmento.

Los países tienen niveles de digitalización y automatización, volúmenes postales y costes operativos diferentes, además de que no se enfrentan a clientes exactamente iguales, ni al mismo nivel de competitividad. Por otro lado, la relación entre el Gobierno y el Servicio Postal Universal suele variar, y en lo que respecta al comercio electrónico, el tamaño y alcance del sector puede ser muy distinto.

En tercer lugar, el sector postal tiene ante sí el reto de proteger a los usuarios más vulnerables, que necesitan acceso al servicio a precios asequibles, como aquellos que viven en zonas remotas y son más dependientes del correo físico, bien por su edad o por los problemas de conexión a Internet.

En cambio, el resto de usuarios aceptan cada vez mejor unos tiempos de entrega más largos, siempre que no se trate de artículos urgentes y tengan la opción de contar con servicios rápidos para productos importantes, como las medicinas.

Empleo e igualdad de oportunidades

El cuarto desafío está relacionado con la migración de la fuerza laboral del sector postal a otros empleos, pues muchos trabajadores perderán su trabajo a medida que las nuevas tecnologías reemplacen a los humanos y se reduzca la frecuencia de entregas y el número de oficinas.

Además, el sector debe garantizar que exista igualdad de oportunidades entre los operadores. El propósito de las exenciones de las que se benefician los operadores postales y las asignaciones que reciben está relacionado con la cobertura del Servicio Postal Universal. Sin embargo, otros operadores logísticos creen que esto altera el nivel de competitividad y que, por tanto, deberían pronunciarse las autoridades competentes.

Por último, los responsables políticas deben trabajar también para que exista igualdad de condiciones para los e-commerce y los operadores postales, tanto en lo que se refiere a las normativas internacionales, como a los objetivos medioambientales y las condiciones laborales. Un ejemplo de ello es la Agenda Digital de los Estados Miembros, que ha sido diseñada fuera del sector postal pero podría tener un fuerte impacto en él.

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