En 2024, se registraron 1.154 fallecidos en carretera, siendo el sector del transporte y almacenamiento uno de los que registran un mayor número de muertes laborales, concretamente un 16% más que en 2023. De hecho, según un estudio de Geotab, el 89% de los conductores profesionales españoles considera que la posibilidad de sufrir un accidente ha crecido en los últimos cinco años.
A ello se suma el peso de reclamaciones fraudulentas, más de la mitad vinculadas a automóviles. Por ello, cada vez más flotas recurren a las dashcams, cámaras situadas en el salpicadero que permiten reforzar la seguridad en carretera, agilizar la gestión de reclamaciones y proteger tanto a conductores como a flotas.
Mientras en otros países las dashcams ya son habituales, en España su adopción se empieza a consolidar y se espera que el mercado crezca un 10,3% anual entre 2024 y 2030. Por eso, Geotab ha recopilado las principales claves para su uso en nuestro país:
- Requisitos legales
Para garantizar que los sensores del vehículo captan diferentes situaciones de riesgo en carretera, las cámaras deben funcionar con sistemas que permitan conservar únicamente las imágenes relevantes para fines legítimos. En España, la Agencia Española de Protección de Datos establece que la grabación continua e indiscriminada de la vía pública no se ajusta al principio de minimización de datos.
Por ello, la solución legal y técnica pasa por un modelo de grabación por eventos, basado en segmentos de corta duración que se van sobrescribiendo automáticamente. Por ejemplo, cuando el sistema o un sensor de fuerza G integrado detecta un incidente, el archivo correspondiente queda protegido y no se borra, mientras que el resto del trayecto no se almacena, asegurando tanto la utilidad de las imágenes como el respeto a la privacidad y la normativa de protección de datos.
Se recomienda que los gestores de flotas informen a sus empleados sobre la existencia del sistema de grabación, así como mantener actualizada la recopilación de evidencias, casos de uso, periodos de conservación, declaraciones de privacidad y evaluaciones de privacidad y seguridad y otra documentación. También es preciso que la cámara esté instalada de forma segura, sin bloquear la vista del conductor ni obstaculizar las ventanas del vehículo.
- Privacidad
Los gestores de flotas, en su rol de responsables del tratamiento de datos, tienen pleno control sobre la gestión de los vídeos grabados, por lo que pueden eliminarlos en cualquier momento, programar su borrado automático o conservarlos durante un tiempo si existe una justificación legal. Los datos no deben compartirse con terceros a menos que así lo exija la ley.
- Usos de las dashcams
Gracias a la integración de inteligencia artificial y sistemas avanzados de asistencia a la conducción, las dashcams permiten actualmente detectar distracciones, signos de fatiga o un uso indebido del teléfono móvil, emitiendo alertas inmediatas al conductor para corregir comportamientos de riesgo.
También pueden incorporar avisos de colisión frontal o de salida de carril, contribuyendo a prevenir accidentes. Además, el análisis de estos datos puede facilitar el desarrollo de programas de formación más efectivos, ya que ayuda a identificar patrones de conducción inseguros.
- Ciberseguridad de los datos
La gestión de los datos generados por las cámaras de salpicadero requiere aplicar protocolos que garanticen su confidencialidad y eviten accesos no autorizados. Entre las medidas más habituales, se incluyen el cifrado de la información tanto en tránsito como en reposo, el uso de actualizaciones de software verificadas digitalmente y la aplicación de controles de acceso basados en roles para limitar quién puede consultar los registros.
A esto se pueden añadir auditorías de seguridad periódicas y el cumplimiento de certificaciones internacionales reconocidas como ISO 27001 o SOC 2. Todo ello permite que la información recopilada por las dashcams se utilice de forma segura, protegiendo tanto al conductor como a la flota.
