El sector logístico representa aproximadamente el 24% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, siendo el transporte por carretera responsable del 74% de ellas. No obstante, la presión regulatoria europea está obligando a las empresas a medir y reportar sus impactos ambientales y sociales, y a adaptarse a un entorno global en constante cambio.
En este contexto, las políticas ESG se han convertido en un imperativo para reducir la huella ambiental mediante flotas eléctricas, optimización de rutas y embalajes sostenibles. Asimismo, ofrecen beneficios tangibles a las empresas, como la reducción de costes operativos, el acceso a financiación sostenible y la atracción de talento joven.
Todo ello se refleja en un informe de Robert Walters sobre "La importancia de las políticas ESG para las empresas logísticas", que explica cómo integrar estas estrategias puede ser una ventaja competitiva real con la que impulsar la innovación, la eficiencia y la resiliencia en un entorno laboral cambiante.
Según sus hallazgos, el 77% de los millennials y el 87% de los profesionales de la generación Z consideran que el desempeño social y ambiental de una empresa influye directamente en su decisión de trabajar en ella. Por ello, este tipo de políticas son fundamentales para avanzar hacia un modelo más eficiente, competitivo y alineado con las expectativas de los profesionales.
En este sentido, existen tecnologías como IoT, IA, gemelos digitales o blockchain que potencian la sostenibilidad en el sector logístico. Para adaptarse a estas tecnologías, así como para mantenerse a la vanguardia de otras tendencias como la economía circular, las empresas están capacitando a sus empleados y están generando un incremento en la demanda de roles de nueva creación en logística.
Entre estos perfiles, destacan los ingenieros especializados en eficiencia energética, enfocados en optimizar el consumo energético en almacenes y flotas; los gestores de economía circular, responsables de desarrollar embalajes reutilizables, planes de reciclaje o soluciones de logística inversa; analistas de datos para medir indicadores clave y planificar una estrategia sostenible; y consultores en compliance encargados de garantizar el cumplimiento normativo y la transparencia.