A pocas semanas de que termine 2025 comienza la refriega para definir la cuantía que tendrá el salario mínimo interprofesional el año que viene.
Esta misma semana, CEOE y Cepyme planteaban una subida del SMI de hasta el 1,5% para 2026,para alcanzar los 16.824 euros brutos anuales y no exentos de tributación al IRPF, a razón de 1.202 euros brutos al mes repartidos en 14 mensualidades.
Según estas organizaciones empresariales, la EPA "constituye una estadística más válida y ajustada" para calcular el SMI, toda vez que tiene en cuenta sectores que son intensivos en mano de obra y que concentran gran parte del salario mínimo como la agricultura, la ganadería, la pesca o el servicio doméstico, entre otros.
Los expertos de Trabajo
A su vez, pocos días después, el comité de expertos del Ministerio de Trabajo se inclinaban por aumentar el salario mínimo interprofesional en 37 euros al mes, hasta colocarlo en los 1.221 euros mensuales distribuidos también en 14 pagas. Otra posibilidad, según Trabajo, sería elevar el SMI en 56 euros mensuales, para alcanzar los 1.240 euros al mes en el caso de que se decida que tributa IRPF.
En cualquier caso, los expertos recomiendan al Gobierno que eleve el SMI en una horquilla que va del 3,1% al 4,7%.
Por su parte, Comisiones Obreras y UGT han reclamado al Gobierno que fije el SMI para 2026 en los 1.273 euros brutos mensuales, cantidad que implica una subida porcentual de un 7,5% y en dinero contante y sonante de 89 euros con respecto a 2025.
Con ello, las centrales sindicales pretenden asegurar que el salario mínimo representa un 60% del salario medio neto, de acuerdo con la Carta Social Europea.
Además, los sindicatos también plantean una "reforma profunda" del Real Decreto que regula el SMI con tres modificaciones esenciales, como son definir con mayor claridad la estructura salarial, conforme al Estatuto de los Trabajadores y a la directiva europea sobre salarios adecuados, limitar la compensación y absorción en las empresas, para asegurar que las subidas del SMI se trasladen íntegramente al salario real de los trabajadores y vincular el SMI a la negociación colectiva, utilizando información del Observatorio de Márgenes Empresariales para dar transparencia a los procesos negociadores.
Tras batalla de cifras se libran diferentes cuestiones relacionadas a la vez con la competitividad de las empresas españolas, la escasez de profesionales, la evolución del coste de la vida, e incluso el propio modelo de país.
