El pasado 29 de octubre de 2024 quedará como una fecha grabada a fuego en la memoria de este país.
Una depresión aislada en niveles altos devastadora y la inacción gubernamental dejaron un balance devastador en el corazón de la provincia de Valencia.
Agua y barro anegaron 87 municipios del centro de la provincia de Valencia en los que vivía más de un millón de personas. Los daños humanos y materiales en la zona han sido terribles.
Aún se sienten las consecuencias en aquella zona mientras los habitantes de los municipios afectados luchan por recuperar la normalidad incluso hoy, medio año después.
Vidas, negocios, sueños no han vuelto a ser los mismos en esta área de la provincia de Valencia.
La dana de octubre de 2024 afectó a 87 municipios del centro de la provincia de Valencia en los que vive más de un millón de personas que han visto cómo sus vidas cambiaron radicalmente en cuestión de hora.
En esos primeros días de confusión y miseria, de tantas necesidades por atender, la actividad logística y de transporte de Valencia reaccionó con la eficacia que les había faltado a otros y puso su grano de arena para que la sociedad valenciana superara uno de los peores trances que ha vivido en los últimos años.
Sin embargo, el sector también estaba muy afectado. Miles de camiones quedaron inutilizados, decenas de instalaciones logísticas en una de las zonas de mayor concentración de actividad del país quedaron anegadas. El personal tenía problemas de movilidad.
La Generalitat Valenciana calcula que la dana ha dañado 123 áreas industriales y logísticas de la provincia de Valencia que ocupan una extensión de 42 millones de metros cuadrados en las comarcas de Horta Sud, Ribera Alta, Ribera Baixa, Hoya de Buñol, Camp de Túria, Plana de Utiel-Requena y Valencia.
Las infraestructuras viarias y ferroviarias fueron arrasadas, incluyendo zonas de la A-3, la A-7 y la V-30 con algunos nudos de comunicaciones cruciales en los ejes norte-sur y desde la costa al interior peninsular. También los accesos al puerto de Valencia por el sur quedaron comprometidos.
Pese a la magnitud de los daños, el trabajo incesante de los equipos de trabajadores, de los voluntarios y del Ejército fueron recuperando terreno desde el primer día.
Los trabajos del Ministerio de Transportes han sido ímprobos y en 25 días de trabajo y tras una inversión de 123 millones de euros de fondos de emergencia se recuperó la circulación en todas las vías de titularidad estatal.
El puerto de Valencia centró sus esfuerzos desde el primer momento tras la tragedia en evitar que se rompiera la cadena logística y en asegurar el suministro a la zona afectada por la Dana, al tiempo que demandaba prioridad para los servicios de importación.
Pese a la magnitud de los daños, el trabajo incesante de los equipos de trabajadores, de los voluntarios y del Ejército fueron recuperando terreno desde el primer día.
Se dió esa prioridad a los servicios de importación en los accesos terrestres y las terminales reanudaron su actividad en cuanto fue posible. La comunidad portuaria respondió al unísono.
Las asociaciones del sector se volcaron con empresas y particulares afectados. Se desplegaron vehículos, fondos, infraestructuras para intentar reducir un impacto que fue demoledor.
Es de justicia reconocer el esfuerzo de miles de personas que han trabajado por reconducir una devastación que no se había visto antes y que debe concretarse en la articulación de medidas para que algo así no vuelva a repetirse.
Un total de 227 personas perdieron la vida por la Dana en la provincia de Valencia. A ellas se suman otras seis en Albacete, una en Cuenca y otra más en Málaga. Descansen en paz.