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La guerra arancelaria impulsa la transformación digital en las aduanas

En un escenario marcado por las tensiones arancelarias, optimizar procesos implica ahorrar costes significativos en cada transacción, minimizar errores y evitar retrasos que pueden multiplicar gastos logísticos.
18/08/2025 a las 15:10 h

Hay una palabra que se ha mencionado continuamente en las cabeceras de los medios internacionales después de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos: aranceles. Una herramienta política y económica que la nueva administración está utilizando para reconfigurar el mapa geopolítico e influir en los flujos comerciales.

Tras cada anuncio o retirada, los mercados se agitan y las empresas deben recalcular sus costes, tiempos y estrategias para que sus productos puedan seguir cruzando fronteras.

Es en ese punto donde entran en juego los engranajes menos visibles del comercio internacional: los sistemas que controlan registran y autorizan el movimiento de mercancías en las aduanas. En un escenario marcado por las tensiones arancelarias, optimizar estos procesos implica ahorrar costes significativos en cada transacción, minimizar errores y evitar retrasos que pueden multiplicar gastos logísticos. Esa presión por ser más rápidos, precisos y transparentes ha convertido la transformación digital de las aduanas en un elemento estratégico.

La presión por ser más rápidos, precisos y transparentes ha convertido la transformación digital de las aduanas en un elemento estratégico.

Hoy, estos mecanismos están adoptando inteligencia artificial, análisis predictivo y plataformas unificadas para que las operaciones puedan seguir fluyendo con la menor fricción posible. A nivel mundial, casi el 45% de las autoridades aduaneras utilizan inteligencia artificial o análisis de datos para agilizar grandes operaciones. A nivel económico, se estima que el centro de datos aduanero de la UE, que centralizará y unificará el actual entorno digital fragmentado en 27 sistemas nacionales, generará más de 20.000 millones de euros de ahorro en los próximos 15 años, a la vez que liberará recursos humanos equivalentes a 1.000 millones de euros.

Las nuevas soluciones tecnológicas prometen reducir hasta un 80 % el tiempo necesario para realizar tareas administrativas como la clasificación arancelaria y hasta un 50 % en la preparación de documentación para declaraciones aduaneras, liberando recursos y acortando plazos en un mercado cada vez más exigente.

No es casual que, en el reciente Congreso Aduanero del SIL de Barcelona, este tema acaparara la atención: allí se presentaron nuevos softwares aduaneros y logísticos que integran IA para simplificar el trabajo de agentes de aduanas, empresas autodespachantes y operadores logísticos, facilitando la resolución de dudas, la gestión de legislación y procedimientos, y la tramitación de expedientes con trazabilidad completa.

Casi el 45% de las autoridades aduaneras a nivel mundial utilizan inteligencia artificial o análisis de datos para agilizar grandes operaciones.

La realidad del sector aduanero hoy es alcanzar una eficiencia que vaya más allá de la optimización de recursos: se trata también de anticiparse a los cambios que vienen. Y, aunque los avances tecnológicos son innegablemente positivos, la dimensión jurídica y legal sigue siendo clave. El mejor talento humano continúa siendo indispensable para tomar las decisiones más acertadas, ahora respaldado por herramientas que ofrecen una visión más amplia y precisa.

¿Cuáles son los cambios visibles en la Unión Europea?

La digitalización se ha ido implementando en la UE desde hace varios años para agilizar procesos como el despacho de mercancías y la clasificación arancelaria, así como para desarrollar sistemas de resolución de consultas, como la herramienta de asistencia virtual de la AEAT, que responde dudas y facilita la toma de decisiones y el aprendizaje.

Los procesos de análisis de riesgos en los canales de control aduanero son cada vez más precisos. De ellos derivan los circuitos verdes, amarillo, naranja y rojo, activados en función de la información presentada en las declaraciones aduaneras. Estos sistemas utilizan algoritmos, inteligencia artificial y filtros informáticos para reconocer patrones y detectar fraudes o errores que, de otro modo, requerirían mucho más tiempo de revisión.

Uno de los avances más relevantes en los que trabaja la UE es la modernización de sus plataformas de despacho aduanero, como el ICS2 (Import Control System 2) y el AES (Automated Export System), entre otras, con el fin de reforzar los controles de seguridad a partir de datos anticipados.

Las herramientas inteligentes en la UE son numerosas, tanto en el sector público como en el privado. Sin embargo, el cambio más profundo llegará con la reforma del nuevo Código Aduanero de la Unión (CAU), que contempla, entre otras medidas, la creación de un entorno digital único para centralizar y automatizar el control aduanero en tiempo real, obligando a todos los Estados miembros a utilizar una plataforma integrada.

En un escenario marcado por la guerra arancelaria, la eficiencia aduanera se convierte en un factor crítico para mantener la competitividad.

Este cambio implicará que los operadores económicos, a través de una única interfaz, comuniquen todos sus datos aduaneros a un Centro Aduanero de Datos de la UE o EU Data Hub. Este sistema permitirá revisiones rápidas de mercancías y empleará inteligencia artificial para supervisar operaciones en tiempo real.

El objetivo es doble: simplificar las operaciones de comercio exterior y, al mismo tiempo, reforzar su supervisión para adaptarse al crecimiento imparable de las transacciones, especialmente del comercio electrónico, y al creciente peso de los criterios de sostenibilidad (RAEE, EUDR, CBAM, entre otros).

En definitiva, en un escenario marcado por la guerra arancelaria, la eficiencia aduanera se convierte en un factor crítico para mantener la competitividad. No se trata solo de cumplir con controles más estrictos, sino de garantizar que los costes derivados de trámites, retrasos o ineficiencias no terminen sumándose a unos aranceles que ya incrementan el precio final de los productos.

Una gestión aduanera ágil, apoyada en tecnología y capaz de anticiparse a los cambios normativos es hoy una herramienta estratégica para absorber parte de esa presión y permitir que el comercio siga fluyendo sin trasladar todo el impacto al consumidor final.