Rick Vanover, vicepresidente de estrategia de producto en Veeam Software

Resiliencia en la cadena de suministro: cómo convertir las vulnerabilidades en fortalezas

A medida que las cadenas de suministro globales se vuelven cada vez más complejas, las organizaciones deben priorizar la resiliencia y la seguridad de los datos para protegerse contra los riesgos y las interrupciones en constante evolución.
29/10/2025 a las 21:13 h

En lo que respecta a la resiliencia de la cadena de suministro, la atención suele centrarse en la logística, la infraestructura o la diversificación de proveedores. Sin embargo, dado que las cadenas de suministro dependen en gran medida de los sistemas digitales, la resiliencia también implica tener una visibilidad clara de esos sistemas.

Esto incluye la capacidad de comprender lo que sucede en todos los sistemas y los flujos de datos que impulsan las cadenas de suministro, así como la capacidad de responder de manera eficaz cuando se producen interrupciones.

Desafortunadamente, muchos de los sistemas que impulsan las cadenas de suministro actuales carecen de transparencia. Se basan en software obsoleto, integraciones complejas o componentes de terceros que no se comprenden completamente dentro de las organizaciones. Estos entornos dificultan la detección de debilidades o la recuperación eficiente tras las interrupciones.

La falta de comunicación y de responsabilidad compartida entre equipos puede retrasar las respuestas, complicar los esfuerzos de recuperación e introducir puntos ciegos.

Sin claridad sobre lo que hacen los sistemas y cómo interactúan, la recuperación se vuelve incierta y el riesgo aumenta. Estos retos no son hipotéticos. Algunos recientes hallazgos muestran que solo la mitad de las empresas cumplen sus objetivos de tiempo de recuperación (RTO) durante interrupciones, a pesar de la inversión generalizada en estrategias de backup y continuidad. Muchas organizaciones creen que están preparadas, hasta que descubren lo contrario en medio de una crisis.

Las brechas de visibilidad son especialmente pronunciadas en organizaciones donde la tecnología de la información (TI) y la tecnología operativa (TO) siguen estando aisladas. La falta de comunicación y de responsabilidad compartida entre equipos puede retrasar las respuestas, complicar los esfuerzos de recuperación e introducir puntos ciegos. En este contexto, la visibilidad ya no es una capacidad deseable, sino un elemento fundamental para la continuidad del negocio.

La visibilidad como piedra angular de la resiliencia

Garantizar que los sistemas estén operativos ya no es suficiente. La verdadera resiliencia requiere una comprensión más profunda de cómo se comportan los sistemas bajo presión y cómo sus fallos afectan a la cadena de suministro en general. La visibilidad desempeña un papel fundamental en este sentido.

No se trata solo de detectar cuándo se produce una incidencia, sino también de saber qué plataformas y procesos se están utilizando, dónde se encuentran las dependencias de terceros y cómo interactúan los diferentes componentes en tiempo real. Sin ese conocimiento de la situación, es casi imposible anticipar las anomalías o planificar una recuperación eficaz.

Sin embargo, con demasiada frecuencia las organizaciones se enfrentan a una complejidad que no se ha evaluado. Las capas de software, la infraestructura heredada y las herramientas de proveedores aisladas ocultan lo que realmente está en riesgo. Cuando surge un problema, los equipos pueden verse obligados a resolverlo a ciegas, perdiendo un tiempo crucial.

Si los equipos no entienden cómo funciona un sistema o cómo se conecta con otros, los esfuerzos de recuperación pueden estancarse rápidamente.

Uno de los principales factores que contribuyen a estos puntos ciegos es la prevalencia de los sistemas de “caja negra”, entornos tecnológicos en los que se ven las entradas y salidas, pero no el funcionamiento interno. Ya sea por la escasa documentación, el control de terceros o el diseño heredado, estos sistemas generan incertidumbre. En situaciones de crisis, incluso identificar la causa de una interrupción puede ser un reto. Si los equipos no entienden cómo funciona un sistema o cómo se conecta con otros, los esfuerzos de recuperación pueden estancarse rápidamente.

Esto se vuelve especialmente problemático en entornos donde las funciones de TI y TO están desconectadas. La industria manufacturera, la logística y otras industrias con una cadena de suministro intensiva suelen depender de sistemas operativos que no se comunican fácilmente con las plataformas digitales más nuevas.

Las brechas de visibilidad se amplían aún más cuando la propiedad de estos sistemas no está clara o la responsabilidad está fragmentada entre los departamentos. Sin líneas claras de responsabilidad y sin un conocimiento integrado del sistema, la resiliencia sigue estando fuera de alcance.

Cambiando el enfoque hacia la capacitación para la recuperación

Las estrategias de resiliencia modernas deben dar tanta prioridad a la recuperación como a la prevención. Es esencial saber, no solo cómo pueden fallar los sistemas, sino también cuánto tiempo se puede tolerar la interrupción y con qué rapidez se puede restablecer la normalidad. La preparación para la recuperación implica mapear de forma proactiva las posibles interdependencias, someter a los sistemas a pruebas periódicas en condiciones reales y prepararse para una amplia diversidad de escenarios, incluidos aquellos en los que los proveedores externos pueden no responder con rapidez.

Las soluciones de copia de seguridad pueden restaurar datos; sin embargo, sin una visión completa de la interdependencia del sistema, la recuperación puede estancarse. La resiliencia consiste en restaurar la funcionalidad, no solo los datos. Para ello es necesaria una preparación basada en la transparencia.

Madurez de los datos y visión transversal

Para mejorar la visibilidad, las organizaciones deben madurar su enfoque respecto a los datos y la colaboración. Esto significa pasar de una resolución de problemas reactiva a una conciencia proactiva del sistema. Al alinear a los líderes de TI y de la cadena de suministro en torno a objetivos comunes, los equipos pueden desarrollar una comprensión más holística del comportamiento del sistema y del riesgo empresarial.

Las acciones críticas incluyen:
●    Mapear las interdependencias del sistema
●    Auditar las integraciones de terceros
●    Realizar simulaciones de recuperación
●    Crear documentación y formación para lograr un entendimiento común
●    Fomentar la responsabilidad compartida de los resultados de resiliencia

Cuando los equipos hablan el mismo idioma en lo que respecta al comportamiento del sistema y las necesidades de recuperación, es más fácil coordinarse bajo presión.

Empieza por lo que puedes controlar 

El primer paso para lograr la resiliencia de la cadena de suministro es obtener visibilidad de los entornos internos. Las organizaciones deben identificar sus aplicaciones más críticas, catalogar las dependencias conocidas y documentar dónde existen silos de conocimiento. A partir de ahí, los equipos pueden poner a prueba su capacidad de recuperación y medir la eficacia de esos esfuerzos.

Las organizaciones deben esforzarse por lograr la transparencia y garantizar que los sistemas de los proveedores no se conviertan en puntos únicos de fallo.

Este trabajo preliminar interno sienta las bases para mejoras más amplias. También reduce el riesgo que suponen las herramientas o servicios de terceros que pueden fallar o rendir por debajo de lo esperado en una crisis. Si bien los proveedores externos son una parte inevitable de las cadenas de suministro modernas, no deben ser un misterio. Las organizaciones deben esforzarse por lograr la transparencia y garantizar que los sistemas de los proveedores no se conviertan en puntos únicos de fallo.

Desarrollar una resiliencia duradera 

Las cadenas de suministro resilientes no surgen solas, sino de una comprensión clara de cómo funcionan realmente las cosas. La capacidad de ver cómo operan los sistemas, cómo fallan y cómo pueden recuperarse es fundamental para la planificación de la continuidad a largo plazo.

Al centrarse en los sistemas internos, mejorar la colaboración interfuncional y probar de forma proactiva los procedimientos de recuperación, las organizaciones pueden reducir la incertidumbre y reforzar su respuesta ante las interrupciones. La resiliencia se vuelve menos reactiva, más repetible y, en última instancia, más fiable.