Es curiosa la coincidente parálsis aparente que viven la publicación del cambio en el Reglamento General de Vehículos español y el proceso de modificación de la Directiva europea de pesos y dimensiones.
Si en el caso de España la situación no tiene explicación más allá de la tempestuosa situación política del país, a nivel europeo parece que la razón está en la falta de un acuerdo entre países para sacar adelante el proyecto por medio del pertiente pacto en el Consejo.
Todo ello pese a las presiones de la industria y el acuerdo de las otras dos instituciones comunitarias involucradas, el Parlamento y la Comisión.
A fin de cuentas, de nada sirve cualquier acuerdo europeo si los Estados miembro deciden no aplicarlo, especialmente en el caso de las Directivas, que son normas que tienen que volcarse a los ordenamientos jurídicos internos de cada país y, por lo tanto, modificarse convenientemente, siempre dentro de unos límites. Entonces, el supuesto mercado único europeo hace aguas.
En este contexto, Acea ha reclamado avances efectivos en la revisión de la Directiva de pesos y dimensiones, especialmente teniendo en cuenta que los objetivos de reducción de emisiones contaminantes en el transporte de mercancías por carretera fijados para 2030.
