Director de Cadena de Suministro
Laureano Vegas, director de Cadena de Suministro

Contra la incertidumbre, cadena de frío

La solución parece estar en esa vuelta a lo básico, que en este ámbito es el mantenimiento de la cadena de frío y el alto grado de especialización que implica la actividad.
17/09/2025 a las 23:54 h

La logística refrigerada y el transporte a temperatura controlada son sectores en los que las condiciones de calidad y especialización constituyen factores diferenciales.

En momentos tan convulsos como los que se viven ahora, volver a lo esencial parece la mejor manera de hacer frente a una incertidumbre que no cesa y que, como asegura la Unctad, ha pasado a convertirse en un “factor sistémico” que ha venido para quedarse y, de paso, transformar las relaciones comerciales tal y como se entendían hasta hace bien poco.

Lo básico en este segmento es el mantenimiento de la cadena de frío, verdadera razón de las empresas y, al mismo tiempo, quebradero de cabeza.

Mantener la temperatura requiere de fuertes inversiones en equipos y una constante alimentación energética, cuyo coste se ha convertido en un verdadero problema.

En este sentido, el uso de energías renovables se abre paso paulatinamente como solución para aminorar el coste de la energía y, al tiempo, para cumplir con los cada vez más exigentes requisitos de seguridad que se pone la industria, que llegan desde las Administraciones y que, también, se dejan sentir del lado de los consumidores.

De igual modo, la preservación de la cadena no se entiende sin la profunda especialización del sector, una de sus señas de identidad y una garantía para clientes.

Sin este nivel de especialización no se comprende el interés inversor que genera el segmento de frío entre propios y extraños.

Por un lado, parece que hay interés desde fuera en hacerse un hueco en una actividad crucial. Sin embargo, no es fácil, precisamente por el nivel de especialización y de dedicación constante que requiere tanto a nivel operativo, como de gestión. Sobran los ejemplos. 

Por otro, es el propio sector el que impulsa movimientos continuos de concentración. El alto nivel de inversiones, la necesidad de una mayor rentabilidad, los cambios tecnológicos que se están produciendo, el impulso del comercio electrónico o las iniciativas de sostenibilidad son factores que llevan a las empresas a buscar un mayor tamaño, estructuras más potentes o músculo financiero suficiente.

En definitiva, si, por una parte, la incertidumbre impide tener una mejor perspectiva del futuro, algo imprescindible para cualquier actividad empresarial, la avalancha de cambios que se vive en el sector impele a moverse.

La solución parece estar en esa vuelta a lo básico, que en este ámbito es el mantenimiento de la cadena de frío y el alto grado de especialización que implica la actividad.

Feliz cambio.

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