Los objetivos de reducción de CO2 para los vehículos pesados exigen un gran aumento de camiones y autobuses de cero emisiones de cara a 2030, llegando a representaar hasta un tercio de las nuevas matriculaciones de vehículos de este tipo.
Sin embargo, el despliegue de infraestructuras de recarga adecuadas para los vehículos pesados, especialmente a lo largo de los corredores de la RTE-T y en ubicaciones urbanas y de depósito, se está viendo frenado por las limitaciones de la red, los largos procedimientos para la concesión de permisos y los cuellos de botella a nivel de normativa.
En este contexto, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, Acea, y la Unión de la Industria de la Electricidad, Eurelectric, han pedido a los responsables políticos dar prioridad a la preparación de la red para la infraestructura de recarga de vehículos pesados.
Ambos subrayan el papel fundamental de los operadores de sistemas de distribución y piden un enfoque orientado a las inversiones en la red de recarga. En su opinión, se trata de un elemento esencial para la descarbonización del transporte pesado, transición que sencillamente no puede producirse sin contar con una red preparada para el futuro.
Por ello, instan a las instituciones de la Unión Europea y a los Estados miembros a proporcionar la columna vertebral necesaria para el futuro del transporte por carretera en Europa. Entre sus recomendaciones políticas, destaca una mayor transparencia a través de mapas armonizados de la capacidad de la red, la agilización de los procesos de concesión de permisos, inversiones anticipatorias y modelos de conexión flexibles.
Del mismo modo, hacen hincapié en la necesidad de permitir la carga de megavatios y de garantizar que el precio de la electricidad contribuya a la competitividad de los camiones y autobuses de cero emisiones.
