El largo período de inestabilidad en el tráfico comercial entre los Estados Unidos y la Unión Europea que se inició a primeros de año, con la llegada de Donald Trump a la presidencia del país, parece haber terminado tras el acuerdo comercial cerrado por el propio presidente Trump y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, este pasado fin de semana en Escocia.
El pacto implica la aceptación por parte de la Unión de un arancel general de un 15% para la gran mayoría de las exportaciones europeas y aplicable, por tanto, a un amplio rango de sectores, incluyendo la automoción, los semiconductores y los productos farmacéuticos.
Así mismo se ha acordado un arancel cero para algunos productos específicos, entre los que se encuentran, algunas piezas de aviación, químicos, farmacéuticos genéricos, semiconductores, productos agrícolas, recursos naturales y algunas materias primas. Ambas partes se han comprometido a seguir trabajando para ir añadiendo a más productos que se beneficien de esta exención arancelaria.
Por otro lado, esta cooperación se externderá también al ámbito del aluminio y el acero. Al tiempo, la Unión incrementará la importación de productos energéticos estadounidenses, principalmente GNL y combustibles nucleares.
Ambas áreas económicas tienen intercambios comerciales por valor de 1,7 billones de euros cada año. La Unión Europea y los Estados Unidos suman aproximadamente un 44% del PIB mundial con una población agregada de unos ochocientos millones de personas.
