Además de la evolución en los precios de los principales alimentos, la OCU también se muestra preocupada además por la notable subida de los carburantes en agosto, que ha sido del 8,6% para el gasóleo y del 5,7% para la gasolina.
Esta circunstancia podría terminar encareciendo el precio del transporte de mercancías y aumentar aún más el precio de los alimentos si se consolida este incremento en los precios de los combustibles, según el criterio de la organización de consumidores.
De este modo se mantendría la actual espiral inflacionista que parece no tener fin y que tiene sus peores efectos sobre las familias con menos ingresos, al tiempo que acerca una posible recesión si se sigue contrayendo la demanda.
Así mismo, ante esta realidad, la entidad solicita un esfuerzo combinado a toda la cadena alimentaria para tratar de buscar soluciones que contribuyan a reducir los precios de los productos básicos.