El mal de la legislación excesiva

Tenemos un macro-burocracia enraizada en la Unión Europea, según la cual la solución a cada problema que se nos presenta es crear una regulación legal nueva.

08/07/2017 a las 20:18 h

Muchos de los que lean estas líneas tendrán aunque sea un vago recuerdo de aquellos planes quinquenales de la extinta URSS, redactados para fallar en todas sus previsiones pero que la burocracia moscovita volvía una y otra vez a perpetrar, convencidos como estaban de que lo mejor es la planificación de la economía por quienes saben (o creen saber) qué, cuánto y cuándo se necesita producir y consumir, en lugar de permitir que cada agente económico tome sus propias decisiones y afronte los riesgos que ello conlleve. 

Este -permitidme la maldad- pecado de soberbia parece propio de las burocracias, sobre todo cuando no tienen más fin que sostenerse a sí mismas. Salvando las distancias, ahora tenemos otra macro-burocracia enraizada en el corazón mismo de la Unión Europea. Para cada problema que se nos presenta, su solución es crear una regulación legal nueva. Un mal que parece contagioso.

[sumario]Tenemos un macro-burocracia enraizada en la Unión Europea, según la cual la solución a cada problema que se nos presenta es crear una regulación legal nueva.[/sumario]

Todo esto viene a cuento de un informe del Parlamento Europeo sobre el “Empleo precario en Europa” cuya primera parte, de casi 200 páginas, fue publicada el pasado mes de Julio. En este informe se analizan tendencias, patrones y estrategias políticas sobre el asunto.

A pesar de tener un carácter general, el estudio toca varias veces el sector del transporte (por carretera y aéreo) para ponerlo de ejemplo sobre como la desregulación que “padece” es la culpable del riesgo de precariedad en el empleo, dumping social, trabajadores desplazados, “empresas buzón” y toda esa telaraña que tanta tinta está haciendo correr. Además, se refiere a la proliferación de los “falsos autónomos” como un fenómeno que ha aumentado durante la última década..., para achacárselo de nuevo a la liberalización/desregulación del mercado.

¿En qué mundo viven nuestros representantes europeos si de veras creen que el sector del transporte es un sector desregularizado?. A no ser, que estuviesen pensando en la llamada “economía colaborativa” que prolifera en nuestro continente, pero sospecho que no. Según parece, ese es un “hueso duro de roer” para nuestros políticos, sobre el que eluden sistemáticamente pronunciarse de forma clara. Pero esta cuestión la trataremos otro día.

Actividad ‘reglamentadísima’ 

Volviendo al tema que nos incumbe en estas líneas, el transporte por carretera tiene reglamentadísima su actividad: desde el acceso a la profesión y el acceso al mercado hasta los tiempos de conducción y descanso, pasando por el cabotaje o los pesos y dimensiones. 

Amén de todas las normas laborales de carácter general (convenios colectivos incluidos) que las empresas, obviamente, han de respetar en cada uno de los países en que se encuentren establecidas. Cientos de artículos, compilados en reglamentos, directivas europeas y en los cuerpos legales de los diferentes estados miembros de la UE, corroboran que nuestra actividad es una de las más reguladas que uno pueda imaginar.

[sumario]La solución al problema del empleo precario, en nuestro sector al menos, no ha de venir de la mano de nueva regulación, sino en aplicar la existente, una vez clarificada y simplificada.[/sumario]

La solución al problema del empleo precario, en nuestro sector al menos, no ha de venir de la mano de nueva regulación (ya estamos viendo lo que la aplicación de la nueva directiva sobre trabajadores desplazados está suponiendo para nuestras empresas en cada vez mayor número de países) sino en aplicar la ya existente, eso sí, si fuera posible, una vez clarificada y simplificada para que podamos entenderla los mortales.

El falso empadronamiento de trabajadores, las “empresas buzón”, el cabotaje trucado, los falsos autónomos, así comono respetar los tacógrafos, o dejar de ingresar las cotizaciones a la seguridad social de los trabajadores, o saltarse un semáforo en rojo, por ir a lo más trivial, son todas acciones sancionables con la normativa actual.

Si esas prácticas persisten y proliferan, por mucho que se empeñen nuestros políticos, no es por culpa de una supuesta “liberalización” del sector sino por falta de voluntad de nuestras autoridades de perseguir y castigar las actuaciones que no respeten las leyes a lo largo y ancho de la UE. Si éstas son tan ambiguas que permiten la interpretación creativa para cobijar abusos, pues subsánese su redacción, explíquese claramente su alcance y ¡aplíquese!.

Pero, por favor, no sigan con esta dinámica de creer que tienen la varita mágica en forma de nuevos códigos que lo único que hacen es rellenar páginas y páginas del cuerpo legislativo, sobre todo, si al final no van a tener el coraje político de aplicarlas.

Ramón Valdivia

Director general de ASTIC

Ramon Valdivia Astic

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