Escenario post-covid

Las transformaciones que está viviendo la gestión de las cadenas de suministro a escala global por la pandemia se traducen en cambios relacionados con la naturaleza, ubicación y características de los activos desde lo que se gestiona la actividad logística.

23/12/2020 a las 19:58 h

Según dicen los expertos, la crisis sanitaria ha contribuido a acelerar tendencias que no acababan de despegar, pero a las que ya se les veía recorrido.

Quizás una de las más llamativas y transversales sea la imparable transformación digital,que toca múltiples segmentos de actividad y que implica desde un auge del teletrabajo hasta cambios estructurales muy profundos en los comportamientos sociales y en los hábitos de consumo.

Todas estas transformaciones modifican la gestión de la cadena de suministro, de tal modo que ahora el valor principal que se persigue es la resiliencia, esa capacidad para hacer frente a los cambios y adaptarse a todos ellos con rapidez y agilidad.

Hacia una nueva gestión logística

De igual manera, también se ha producido una reflexión cada vez más profunda sobre el modelo de la logística just-in-time y se tiende a pensar que las empresas deben de contar con un stock de seguridad que les permita hacer frente a contingencias inesperadas, pero sin comprometer las cuentas con un inmovilizado fuera de control.

[sumario]La pandemia hace girar la gestión logística hacia la resiliencia, con el fin de ganar agilidad en la adaptación a las transformaciones”[/sumario]

En este mismo sentido, la pandemia también ha llevado a repensar el modelo de producción, centralizado hasta ahora en un pequeño grupo de países asiáticos, y especialmente en China.

Como consecuencia, crecen las voces, especialmente tras la escasez que se ha registrado en el suministro de algunos productos sanitarios, que piden un retorno de las plantas de producción a regiones más próximas, de tal manera que se genere una descentralización global de la fabricación de bienes, con el objetivo de garantizar un abastecimiento eficiente.

Si triunfase esta tendencia se produciría un cambio radical en los flujosque mueven el comercio internacional desde hace algo más de dos décadas y que enlazan a la gran fábrica del mundo, China, con América del Norte y con Europa en un claro papel menguante.

De igual manera, todas estas tendencias tienen su reflejo en el modo en que los responsables logísticos diseñan sus estrategias de suministro y en la ubicación y características de las plataformas desde la que se gestionan cadenas de suministro cada vez más tecnificadas y variables.

Una logística más urbana

En este contexto, parece que la gestión logística a escala internacional está desarrollando a pasos agigantados una fuerte vertiente urbanacon la que se quiere hacer frente a dos vertientes.

Los hubs urbanos deberán adaptarse a la nueva logística de las dark stores o el reparto de última milla.

Por un lado, la población se concentra cada vez más en núcleos urbanos muy poblados, pese a que la pandemia haya supuesto un impasse en esta evolución, y, por otro, el comercio en las ciudades es cada vez más digital, más conectado y penetra más profundamente hasta llegar a un consumidor muy informado, altamente voluble y con gran poder de decisión.

Para desarrollar esta nueva logística urbana se necesitan instalaciones dentro de las grandes ciudades, que tengan el menor impacto posible sobre su entorno y con un especial cuidado por la sostenibilidad.

De igual modo, la construcción de los hubs urbanos deberán adaptarse a las nuevas realidades logísticas que marcan las dark stores o el reparto de último kilómetro.

Así mismo, actividades como las de cross-docking o el almacenamiento de alta rotación obligan a diseñar edificios que permitan agilizar estas labores, mantener su precisión y adaptarse a cada realidad urbana, también desde el punto de vista de su integración con el vecindario,

En otro sentido, las sociedades más avanzadas están experimentando un inexorable proceso de envejecimiento de la población.

Una mano de obra cada vez más escasa

Esta circunstancia se traduce en que la mano de obra será cada vez más escasa. Junto a esta realidad, por otra parte, la gestión de la cadena de suministro se ha convertido en una actividad capaz de generar un alto valor añadido y que requiere de un personal cada vez más formado en el uso de las nuevas tecnologías.

Desde este punto de vista, las empresas de logística van a tener que competir por un personal muy especializado y escaso, por lo que tendrán que ofrecer unas condiciones de trabajo que les distingan claramente de otras compañías si es que quieren retener el talento y generar la ventaja competitiva que ofrece la experiencia profesional.

Por otra parte, la creciente transformación digital ofrece en el ámbito logístico una tendencia clara hacia la automatización y la robotización.

[sumario]Los cambios en la ubicación de la producción mundial de bienes modificaría radicalmente los flujos logísticos internacionales”[/sumario]

Además, la democratización en el acceso a la tecnología permite que medianas y pequeñas empresas empiecen también a andar por este camino que implica cambios radicales en las características de las navesy su adaptación para que las máquinas puedan convivir armónicamente con el personal y, más aún, mantener el frenético ritmo de trabajo que se estila en el sector logístico.

Finalmente, parecía que la crisis sanitaria iba a ralentizar todas aquellas iniciativas de sostenibilidad que se habían puesto en marcha con anterioridad al inicio de la pandemia.

Sin embargo, la realidad se ha traducido en todo lo contrario, de tal manera que la llegada de la covid-19 ha supuesto un revulsivo para una mayor conciencia social que también tiene una vertiente de ahorro para las empresas del sector logístico desde una perspectiva de consumo energético y otra de atención a un cliente, ya sea otra empresa o los consumidores finales, cada vez más concienciado con el cuidado del medioambiente.

En el terreno de las instalaciones logísticas esto se traduce en un movimiento que va más allá de la simple certificación de las naves y que busca integrar los activos en un entorno que facilite a los trabajadores cierto contacto con la naturaleza.

En definitiva la logística para después de la pandemia necesitará un esfuerzo para disponer de instalaciones más versátiles y variadas, de diferentes tamaños, formas y especificaciones, así como en variadas ubicaciones para poder mejorar la respuesta de un servicio más resiliente y ágil, capaz de hacer frente a la incertidumbre.

 

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