José María Arnedo, Presidente de Atfrie

Movilidad sostenible

El Gobierno está a punto de presentar un texto articulado de Proyecto de Ley de Movilidad Sostenible en el que tiene que abordar los retos relacionados con la movilidad del futuro. Sin embargo, una vez más vemos que no se coge el toro por los cuernos y se aplican recetas parciales y timoratas.
15/12/2020 a las 20:35 h

El transporte es la piedra angular del mundo tal y como lo conocemos, global e interconectado. Porque la globalización no es solo viajar a la India o hablar con nuestra hija que estudia en los EE.UU, ni siquiera la inmigración masiva. La globalización más cotidiana es que un alemán abra una nevera repleta de frutas y verduras españolas o que nuestro pescadero nos ofrezca un bacalao fresco de las costas de Noruega. La globalización más cotidiana circula por el mundo en los camiones, en particular, en los frigoríficos que son los que nos dan de comer tres veces al día. Si no queremos volver a tiempos oscuros, el transporte es imprescindible.

Ciertamente, no podemos prescindir del transporte, tal y como lo conocemos, pero ello no obsta para que seamos todos conscientes de que tenemos que cambiar, adaptarnos a un nuevo mundo. Es ineludible una revolución verde en el transporte. En ello el sector frigorífico es puntero entre el transporte español, con las flotas más modernas con menos emisiones, que emplean combustibles alternativos y con equipos de frío que respetan cada vez más el medio ambiente.

Pero no todo se reduce a la sostenibilidad ambiental. La sostenibilidad del transporte debe ser, también, económica y social. Respecto a la primera, no queremos eludir nuestra responsabilidad y debemos trabajar para, en condiciones de igualdad entre competidores, mejorar la explotación de nuestras empresas, y no a costa de dumpings sociales. Aunque ahí todos tenemos deberes por hacer: las administraciones, no pueden pretender que seamos nosotros solos quienes sostengamos la financiación de las infraestructuras; ni los cargadores los que sostengamos la financiación de sus empresas con plazos de pago imposibles. Unos y otros deben tomarse en serio estas advertencias. De lo contrario, acabarán pagando las consecuencias al contado.

[sumario]La globalización más cotidiana circula por el mundo en los camiones, en particular, en los frigoríficos que son los que nos dan de comer tres veces al día”[/sumario]

Hay que abordar, especialmente, la sostenibilidad social. Hoy contamos con plantillas de conductores envejecidas y sin relevo generacional. Lo que no es extraño si atendemos a la profesión que hemos creado, con la inestimable colaboración de los cargadores. Hoy un conductor no es, como hace años, un turista retribuido. Hoy es un paria, que tiene que cargar y descargar su camión, cargar y descargar palets, aguantar los desplantes de mozos de almacén, …, y todo ello, si miramos algunos convenios provinciales, por un sueldo que no dista demasiado de los mozos de almacén que les miran por encima del hombro y duermen todas las noches con sus familias.

Hemos de ser socialmente sostenibles, y para ello hay que acabar con las labores de carga y descarga, con el intercambio de palets, con las interminables horas de espera, con la ausencia de lugares adecuados para hacer los descansos y ese largo etcétera de agravios que venimos años soportando. Seamos conscientes que esa sostenibilidad social no beneficia solamente a los transportistas, porque la fatiga mata, y casi nunca mata solo al fatigado.

En fin, miremos con optimismo los cambios, pero hagámoslos desde un diagnóstico real y holístico.

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