El limitado impacto del aumento del salario mínimo en el transporte

La falta de conductores hace que las condiciones de estos trabajadores sean superiores a las fijadas en convenio.

26/02/2020 a las 21:45 h

Pese a la alarmante escasez de conductores existente en el transporte de mercancías por carretera, o precisamente por este motivo, el aumento del salario mínimo interprofesional no ha tenido un impacto destacado en este sector.

Era de esperar que en un segmento de actividad con condiciones salariales tan heterogéneas, esta medida tuviera una fuerte repercusión, especialmente en aquellas provincias con emolumentos más bajos, lo que, a su vez, tendría sus efectos sobre la competitividad de muchas empresas.

Sin embargo, aunque el sector aguardaba con miedo a ver los efectos de la medida, se ha comprobado que no ha sido así, toda vez que existe una circunstancia específica de un sector con escasez de profesionales.

Convenios como mínimos de referencia

En este caso concreto, la falta de conductores con condiciones y formación adecuadas ha llevado a que las tablas salariales de los convenios colectivos provinciales actúen como mínimos de referencia que, en la mayor parte de los casos, no se aplican.

De este modo, las empresas de transporte suelen abonar a sus conductores cantidades bastante superiores a las fijadas en convenio, bien en salario directo, bien a través de la fijación de pluses de diversa consideración.

Estas prácticas obedecen a un mecanismo típico del mercado que también se da en otros segmentos de actividad logística, como es el caso de los carretilleros en aquellas zonas de fuerte actividad, como puedan ser el Corredor del Henares.

En estas situaciones, las empresas compiten por un número limitado de trabajadores especializados, por lo que los salarios aumentan, dado que los empleados pueden decidir cambiar de empresa en busca de mejores condiciones.

Aunque, a la vez, estos incrementos salariales están constreñidos, tanto por la limitada rentabilidad de las empresas de transporte en un marco de fuerte competencia y gran atomización, como por el hecho de que los costes laborales suponen del orden de un 30% de los costes totales de las compañías del sector, por lo que cualquier dispendio fuera de lugar en este terreno puede dañar gravemente la competitividad en un mercado feroz.

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