El transporte de carbón gallego mantiene la presión a la espera una solución que nadie da

El sector sigue demandando ayudas para reconvertirse con nuevas movilizaciones, pese al silencio de las administraciones públicas, la dejación de su cliente y la erosión que sufren los transportistas por el largo tiempo transcurrido.

13/01/2020 a las 9:38 h

Los transportistas gallegos del carbón que desarrollan su labor en la central térmica de As Pontes han tenido un máximo de veinte días de actividad en los últimos ocho meses.

Esta situación lleva a las 70 pymes y autónomos que en su conjunto suman una flota total dedicada de 150 camiones que trabajan en esta instalación energética pontevedresa a llevar a cabo una movilización continua para buscar una salida a lo que parece un callejón sin salida.

El encierro en el Ayuntamiento de As Pontes de la semana pasada da paso en los próximos días a una nueva movilización con los transportistas haciendo una etapa del Camino de Santiago para mantener la atención en un problema que languidece sin una solución a la vista.

En Galicia miran de reojo a lo que ya ha pasado en Asturias, donde el carbón ha desaparecido y ha obligado a los entre 300 y 400 camiones que trabajaban en este sector, principalmente por medio de tres cooperativas (Casintra, Asturcoop y Cooperativa Avilesina), a reconvertirse, en el caso de los más jóvenes, y a dejar el sector, en el caso de los veteranos, tras una vida dedicada al transporte.

En este sentido, como explica Ovidio de la Roza, presidente de Asetra y de CETM, en declaraciones exclusivas a Cadena de Suministro, “la situación del transporte de carbón en Asturias ya se veía venir, aunque el adelanto en las previsiones de cierre ha acelerado una situación que era irreversible”.

Pocas salidas

La situación de los transportistas gallegos de carbón se ve agravada por dos circunstanciasque ensombrecen su presente y su futuro. Por un lado, hace poco más de un año, la mayor parte de todos ellos renovaron sus vehículos y sus bañeras de aluminio, en consonancia con los requerimientos de su cliente, y ahora los créditos solicitados para pagarlos aprietan unas economías sin apenas ingresos.

Por otro lado, los vehículos empleados en el movimiento de carbón tienen pocas aplicaciones en otros segmentos de actividad y en los que podrían aplicarse, como es el caso del transporte de cereal, ya existe un nutrido grupo de empresas, con lo que la llegada de nuevos competidores implicaría tirar unos precios que, como explican en la zona, ya están muy ajustados.

Así las cosas, como ha indicado Manuel Bouza, presidente del Colectivo de Transportistas del Carbón, para Cadena de Suministro, “los transportistas del carbón no estamos en contra de un proceso de transición ecológica justa. Eso que quede claro. Ni tampoco pedimos dinero a fondo perdido. Queremos ayudas que nos permitan seguir aguantando.

De igual modo, el sector también guarda resquemor por la falta de atención de las autoridades, que tras diversas reuniones han vuelto a dar la callada por respuesta, quizás por el vacío político que vive el país, así como por la premura con que la empresa comunicó el cierre de actividad, sin dar explicaciones, sin proponer alternativas, ni ofrecer una solución temporal a un grupo de colaboradores que, en su mayor parte, llevaban cerca de treinta años trabajando para un cliente que, a su juicio, ha acabado dejándoles en la estacada sin un solo gesto.

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