En su último informe sobre escasez global de conductores, la Iru afirma que esta cuestión se ha convertido en un problema estructuralpara el transporte con efectos que se extienden más allá del sector y que, a través de las cadenas de suministro, llega hasta los consumidores finales.
La organización internacional estima que el año pasado 2,6 millones de puestos de trabajo como conductor se quedaron sin cubrir y que la situación irá a peor este 2022, limitando el crecimiento del sector de manera significativa.
En Europa, el porcentaje de puestos de trabajo como conductor sin cubrir crecerá un punto porcentual este año, hasta alcanzar un 8% de las vacantes, con un índice de escasez de chóferes de un 14%, según la Iru.
Además, la institución también defiende que a medida que se va envejeciendo el colectivo de estos profesionales, la escasez de conductores se irá agravando irremediablemente si no se ponen medidas para revertir la situación, toda vez que durante la pandemia ha caído aún más la entrada de nuevos chóferes en el sector.
En este sentido, parece que los esfuerzos de las empresas para atraer nuevos profesionales no están dando sus frutos. En concreto, solo un 3% de todos los conductores profesionales son mujeres y, a su vez, el porcentaje de chóferes jóvenes es un solo 7% del total de esta categoría profesional.
Por ello, el sector pide el apoyo de las Administraciones públicas para mejorar las condiciones de trabajo para el colectivo, particularmente en lo que respecta a áreas de descanso dignas y el trato que reciben en las instalaciones de carga y descarga.