La campaña anterior ya comenzaba con bajas tan destacadas como la de Transportes Cerezuela, que llegó a situarse entre los primeros nombres del sector, y que tuvo que cesar su actividad, tras varios problemas financieros sucesivos a los que no consiguieron encontrar solución. De momento, no hay noticias de que la empresa haya encauzado algún tipo de reestructuración que, en todo caso, se vería dificultada más aún en el contexto actual de crisis sanitaria.
En junio de 2019, se iniciaba también la liquidación de Transportes Zariñena, declarándose la disolución de la sociedad y el cese de sus administradores, siendo sustituidos por la administración concursal. La empresa que tuviera sede en Masamagrell (Valencia) concluyó 2016 con unas pérdidas de 959.912 euros, arrastrando un pasivo total de 8,07 millones de euros. Si bien en primer término, sus directivos intentaron continuar la actividad, finalmente el año pasado terminaban por despedir a su plantilla y echar cierre al negocio después de 15 años de trayectoria.
Perfiles candidatos a tirar la toalla
La concentración y reestructuración profundaa la que lleva asistiendo el sector de las flotas de transporte frigorífico internacional en los últimos años, acentúan cada vez más las diferencias entre unos y otros actores.
Mientras que las grandes flotas siguen avanzando con nuevas inversiones(modernización tecnológica, vehículos más eficientes, mayor superficie logística …) y, sobre todo, intentan focalizar esfuerzos hacia la apertura y desarrollo de nuevos negocios, por su parte las pequeñas y medianas empresas luchan por la viabilidad de sus actividades, y por adaptar urgentemente sus estructuras a la situación actual de fuerte pérdida de rentabilidad.
[sumario]Hoy en día, son factores indispensables el saneamiento de las cuentas y el hecho de tener una estructura empresarial equilibrada que permita un beneficio sostenible.[/sumario]
Si se tiene en cuenta que la debilidad financiera de muchas de éstas se arrastra desde tiempo atrás, la supervivencia se presenta muy complicada en un escenario marcado aún por la pandemia y que previsiblemente seguirá incidiendo en los desequilibrios Export-import.
Hoy en día, por tanto, el saneamiento de las cuentas y el hecho de tener una estructura empresarial equilibrada, que permita un beneficio sostenible, se presentan como factores indispensables para hacer frente a esta crisis global, de la que sin duda se irán también perfilando para este sector nuevos modelos de negocio que apuesten por diversificar la oferta, con una visión logística más transversal.
No se puede arrancar sin los grandes proyectos del Import
Todas las empresas están a la espera ya en estas fechas de recibir noticias sobre los proyectos de sus grandes clientes de importación: renovación de las rutas regulares anuales, puesta en marcha de los diferentes tenders para nuevas líneas, o planes de crecimiento y expansión en mercados nuevos que permitan plantear nuevos flujos en retornos.
Han sido varios meses de paralización y de cancelación de diversos proyectos, que han situado la Import en terreno de nadie y sin ninguna visibilidad para el arranque de esta próxima campaña.
Y es que el sector es consciente que no será ni mucho menos suficiente con las previsiones, a priori positivas, que se presentan para la temporada de exportación hortofrutícola. Si se arranca con el grave desequilibrio que se arrastró principalmente entre finales de marzo y finales de junio, con bajadas todas las semanas de camiones en vacío, el estrangulamiento de la campaña puede tener consecuencias muy graves en el conjunto de las empresas.
La crisis sanitaria y, más aún, la manera en la que los gobiernos europeos sepan gestionar las medidas de contención de la pandemia, sin que vuelva a producirse una paralización del tejido industrial, va a resultar determinante para el devenir de estos primeros meses del ejercicio 2020-2021.
