La triple transformación de la automoción

En la segunda década del siglo XXI coinciden en la industria de automoción coinciden tres procesos transformadores, como son la digitalización, la transformación energética y la transición hacia la conducción autónoma, junto con la llegada de nuevos actores.

12/01/2022 a las 21:12 h

La industria automovilística de todo el planeta vive un momento de profunda transformación. En este proceso inciden cambios de amplio calado que se producen en tres planos diferentes.

Por un lado, la creciente conciencia medioambiental global se traduce en un impulso decidido por una movilidad sostenible que lleva a la industria automovilística a realizar cuantiosas inversiones para dejar atrás los motores de combustión, apostando por energías alternativas, principalmente a través de la electrificación.

En segundo lugar, la transformación digital está revolucionando los modos de transporte, para convertirlos en elementos conectados con su entorno y con los usuarios. Desde un punto de vista del transporte profesional, la digitalización impulsa al transporte hacia actividades de alto valor añadido.

Finalmente, los dos procesos anteriores están provocando cambios en las estructuras empresariales del sector automovilístico que, a través de procesos de concentración, buscan crear entidades con el suficiente músculo financiero para poder afrontar un cambio tan radical y rápido.

De igual manera, pese a que la automoción es un sector con un uso intensivo de capital para instalaciones y medios de producción, se están incorporando nuevos actores, sobre todo, a medida que la industria automovilística deja de ser un sector pesado para convertirse en un segmento cada vez más tecnificado.

Hacia el vehículo eléctrico

La transición energética no tiene vuelta atrás. De hecho, a la iniciativa gubernamental a través de estándares de fabricación cada vez más rigurosos, parece que ha tomado el relevo la sociedad, con una conciencia medioambiental cada vez más acusada.

La tendencia se deja notar incluso en la demanda de vehículos con energías alternativas. De hecho, en los ultimos meses, las ventas de vehículos híbridos han superado a las unidades diésel, que hasta hace unos años ejercían un tiránico dominio en el mercado español de turismos. ¡A la fuerza ahorcan!.

Así mismo, esto se ha traducido en un incremento en la demanda de vehículos alimentados por energías alternativas. Las marcas, además, parecen centrar cada vez más el marketing de sus nuevas gamas en la sostenibilidad.

Pese a que el proceso de electrificación parece heterogéneo y más centrado en turismos y vehículos comerciales, la tecnología avanza a pasos agigantados y prácticamente todas las marcas de vehículos industriales planean lanzar versiones eléctricas de algunos de sus modelos de media distancia y distribución regional a medio plazo, con la vista puesta en la pila de combustible como elemento dinamizador de la transformación energética en el transporte profesional de larga distancia.

Dicen los expertos que los vehículos eléctricos verán un despliegue a gran escala a lo largo de esta década.

El proceso de transformación energética se acelerará esta década.

Hacia el vehículo conectado y autónomo

La digitalización está llevando a los vehículos hacia un nuevo concepto de movilidad, en el que las nuevas tecnologías tienen un peso muy destacado, tanto en el ámbito de la seguridad vial, como en el del mantenimiento de los automóviles.

Mención aparte merece en este apartado la conducción autónoma, un camino a largo plazo que implicará una transformación profunda con diversas vertientes, entre las que se encuentran la cultural o la legislativa.

El desarrollo de vehículos autónomos ha supuesto la entrada en la industria automovilística de nuevos actores relacionados con las nuevas tecnologías y que incluyen desde la ya asentada Tesla, hasta gigantes como Google y Apple, que también parecen querer recorrer su propio camino en este ámbito.

La industria está cambiando, como lo están haciendo los vehículos y las necesidades de clientes particulares y empresas.

Dentro del ámbito del transporte profesional, esta evolución convertirá a los vehículos comerciales e industriales en fuentes de datos con información muy precisa y de alto valor sobre la cadena de suministro, un factor de primera magnitud para la competitividad de cualquier empresa.

Hacia conglomerados verticales

Además de la llegada de nuevos actores a un sector que tradicionalmente tiene unas barreras de entreda muy altas hay que añadir que la transformación digital y energética del sector automovilístico requiere de ingentes inversiones en tecnología en un contexto incierto.

Como consecuencia de estas necesidades de capital, que coinciden con el momento de baja demanda que ha dejado la pandemia en los principales mercados mundiales, los grandes actores del sector parecen estar viviendo convulsos procesos de integración con los que poder hacer frente a las gigantescas inversiones que requiere adaptarse a un mercado que vive un momento disruptivo.

Las nuevas tecnologías facilitan la entrada de nuevos actores en la industria de automoción

Estas operaciones de concentración se producen entre actores tradicionales del propio sector, como la reciente de Stellantis, o bien conforman proyectos que involucran a colaboradores tecnológicos de amplio espectro.

Incluso empresas del sector logístico, como DHL o la propia Amazon parecen querer involucrarse en el diseño y producción de vehículos, en este caso, para el sector comercial.

Así mismo, estos movimientos empresariales de cambio de estrategia también están produciendo que marcas y redes de distribución evolucionenpara convertirse en proveedores de servicios de movilidad.

De este modo se busca dar respuesta a los cambios que se están produciendo entre los consumidores, tanto en el ámbito privado, como entre clientes institucionales y empresariales, que parece que están dejando de lado la propiedad de los vehículos para centrarse en contratos que permitan disponer de la movilidad como un servicio.

Esta transformación del mercado implica fuertes cambios en las necesidades de producción, así como en la gestión de los flujos logísticos asociados a la fabricación de vehículos.

Del mismo modo, genera nuevas necesidades para poner a disposición de los clientes los vehículos en estas nuevas condiciones de mercado.

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