Elena Seco, directora general de Anave

Panorama del sector marítimo

En los últimos meses hemos podido comprobar que ni la Organización Marítima Internacional (OMI), ni las autoridades europeas, están dispuestas a retrasar la introducción de sus medidas medioambientales para el sector.
20/04/2021 a las 1:50 h

El año ha comenzado para las empresas navieras con las mismas dificultades que terminó 2020, derivadas fundamentalmente de la pandemia del COVID 19.

Han continuado las restricciones a la movilidad, y se han acentuado como consecuencia de la tercera ola, dificultando los relevos de las tripulaciones en ciertas partes del mundo. Las líneas regulares de pasaje movieron, en enero, un 67% menos de pasajeros, en comparación con el mismo mes de 2020. El mayor descenso en términos absolutos lo registró la AP Bahía de Algeciras, con 322.000 pasajeros menos (solo en enero), seguida de Santa Cruz de Tenerife, con casi 250.000 pasajeros menos.

Inesperadamente, en 2020, y coincidiendo con la propagación del virus, los precios del crudo se derrumbaron, lo que suavizó el impacto de la entrada en vigor de las nuevas normas sobre contenido máximo de azufre de los combustibles marinos. Sin embargo, el año 2021 ha comenzado con un importante repunte de los precios de los combustibles, por lo que es previsible que este fuerte impacto económico se materialice en los próximos meses. Al mismo tiempo, ha aumentado el diferencial de precio del HFO con los combustibles destilados, sin duda una buena noticia para los armadores que han optado por la instalación de sistemas de depuración de los gases de exhaustación (scrubbers). Si esta tendencia se mantiene, es previsible que más y más armadores se decanten por estos equipos.

En los últimos meses hemos podido comprobar que ni la Organización Marítima Internacional (OMI), ni las autoridades europeas, están dispuestas a retrasar la introducción de sus medidas medioambientales para el sector.

En junio de 2021, previsiblemente la Comisión dará a conocer su "Ley Europea del clima", que ya ha adelantado que incluirá al transporte marítimo.

En el mismo mes, la OMI adoptará sus nuevas «medidas a corto plazo» para alcanzar los objetivos establecidos en su Estrategia inicial. Estas medidas endurecerán los requisitos vigentes sobre la eficiencia energética de los buques, tanto desde un punto de vista técnico, como operacional y previsiblemente entrarán en vigor el 1 de enero de 2023.

[sumario]Los últimos doce meses no han sido fáciles y los retos que se plantean a medio plazo para el sector son ingentes”[/sumario]

A medio plazo, será necesario desarrollar nuevos combustibles y nuevos sistemas de propulsión; optimizar el proyecto de los buques y desplegar una red global completamente nueva para el suministro de estos combustibles en los puertos. Aún no disponemos de los medios tecnológicos para esta “revolución de la propulsión marina”. Los combustibles y tecnologías potenciales sin emisiones de CO2 no están suficientemente maduros y cada uno de ellos plantea dificultades específicas. E, igualmente importante, todos dependen de la disponibilidad en tierra de energías primarias renovables.

Para acelerar su desarrollo, las principales asociaciones del sector marítimo propusieron el pasado año la creación de un programa de I+D que acelere esta transición, financiado a través de un fondo de 5.000 millones de dólares que los armadores cubrirían con una contribución obligatoria de dos dólares por tonelada de combustible adquirido para el consumo por los buques mercantes de todo el mundo. Esta propuesta también se discutirá en el MEPC 76 en junio de este año.

Los últimos doce meses no han sido fáciles, especialmente para las empresas que operan líneas regulares de pasajeros. Y los retos que se plantean a medio plazo para el sector son ingentes.

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