Nada volverá a ser como era antes de marzo de 2020. Hace un año, un virus letal se colaba entre nosotros para, como dicen algunos, recordarnos la insignificancia del ser humano ante la embestida de la naturaleza.
El golpe, también por inesperado, ha sido de tal magnitud que en los últimos meses se han puesto en cuestión muchos de los que hasta ahora eran dogmas inamovibles.
Meses después, la pandemia sigue alterando lo que hasta antes de marzo era la actividad diaria logística y de transporte.
Dicen los expertos que la crisis sanitaria ha acelerado toda una serie de tendencias que ya venían de hace años y que, con la incertidumbre, parecen haber tomado la velocidad de crucero que no habían conseguido alcanzar hasta hace poco más de un año.
Muchas de ellas se analizan en este número y entre todas destacan algunas que afectan a la propia operativa de los sectores, como pueden ser el auge del comercio electrónico o la importancia que cobra en momentos como el actual la gestión de riesgos, mientras que otras están más relacionadas con la gestión empresarial, como, por ejemplo, el papel que están tomando las navieras como integradores logísticos, así como otros procesos de consolidación que se están viviendo en algunos segmentos.
[sumario]Los cambios introducidos por la pandemia afectan a la operativa de los diferentes segmentos y a los modelos de negocio del sector[/sumario]
Sin embargo, la actual incertidumbre impide entrever si alguna de las tendencias apuntadas en este número se consolidarán más allá del corto plazo.
En este panorama, el incipiente proceso de vacunación, en el que la logística juega un papel fundamental, parece traer luz, así lo deseamos, al final de un túnel en el que la sociedad actual se ha dejado mucho.
Esperemos que el control del virus y la propia capacidad de adaptación de un sector en constante cambio actúen como una vacuna y permitan superar la nebulosa en la que un virus, a pesar de que nos olvidemos de ello, habrá dejado muchas lecciones pendientes por aprender.
