Un año para dejar la crisis atrás

La crisis sanitaria aún colea, mientras el sector se prepara para poder operar y dos de sus principales costes, salarios y gasóleo, comienzan a crecer, en un contexto de mercado que les empuja hacia una mayor digitalización y sostenibilidad.

13/04/2022 a las 12:38 h

Tras un 2021 y un 2020 marcados por la pandemia de coronavirus, 2022 será un año para que todas las tendencias que ha dejado la crisis sanitaria se consoliden, evolucionen o pasen al baúl de los recuerdos.

Sin embargo, parece que un año más, la incertidumbre seguirá siendo la tónica general, al menos para los próximos meses, hasta que se pueda constatar que la pandemia se ha dejado atrás.

Los expertos parecen ponerse de acuerdo en que la escasez de suministros seguirá siendo la norma durante la primera mitad del año. Esto seguirá colocando a los transportistas ante el reto de dar servicio con rapidez y calidad.

Y, de igual manera, también se vislumbra un alto precio del petróleoal menos durante los primeros seis meses de 2022, sin tener en cuenta que un endurecimiento del conflicto diplomático desatado en Ucrania podría hacer que los precios internacionales de la energía se encarecieran aún más.

Costes difíciles de contener

Todo ello supondrá que contener los costes volverá a ser uno de los grandes retosde las empresas de transporte, algo particularmente difícil si además le añadimos el panorama de escasez de conductores, algo que se mantendrá este año.

En este sentido, costes laborales y gasóleo son los principales costes de las empresas de transporte. Si el precio del gasóleo es una variable que escapa al control de los empresarios, los costes laborales también parecen tender al alza, sobre todo si los transportistas quieren retener a un personal escaso.

En este contexto, las empresas deberán buscar una ayuda esencial en las nuevas tecnologíaspara intentar compensar estos incrementos de costes a través de mejoras en la productividad y ahorros allí donde sea posible gracias a la tecnología, como puede ser gracias a servicios de mantenimiento productivo, reducción de kilómetros en vacio, ahorro en los consumos de combustble o gestion de la sinestralidad para minimizar en la medida de lo posible subidas en los precios de los seguros, por ejemplo.

La reciente incorporación de Alemaniaal protocolo del e-CMR señala el camino. Sin embargo, 2022 seguirá impulsando subidas en dos de los principales costes de las empresas de transporte: los precios de los combustibles y la mano de obra.

El mercado va incorporando paulatinamente alternativas a los derivados del petróleo.

Falta de conductores

La escasez de conductores profesionales es un mal endémico no solo de España, sino de todos los países occidentales.

Ante esta falta de chóferes, las empresas han ido recurriendo cada de vez de forma más habitual a profesionales de otros países.

La situación implica que un 21,53% de los contratos de trabajo suscritos para conductores asalariados de camión en España en todo 2021 han sido para chóferes extranjeros y que entre los conductores autónomos, el porcentaje se coloca en un 5,52%.

En ese sentido, la situación en Ucrania ha agravado aún más la escasez, al dejar de golpe al sector sin los conductores de este país, que han optado o bien por permanecer cerca de sus fronteras, o por acudir a defender su país.

Con menos conductores extranjeros y sin capacidad para atraer a mujeres o a jóvenes, el transporte parece abocado a un 2022 con mayor escasez de chóferes profesionales.

La subida imparable del gas y del gasóleo

Los precios del gasóleo siguen creciendo con fuerza este 2022.

Ahora es la invasión rusa de Ucrania la que impulsa estas subidas, que tienen que ver con el importante papel que juega Rusia en la producción mundial de gas y petróleo.

Como consecuencia, la crisis bélica en el este de Europa ha provocado que el precio del gasóleo haya marcado sucesivos récords en los primeros meses de 2022, castigando los costes de los transportistas.

En un contexto de costes al alza, precios contenidos, poca capacidad de inversión y malas condiciones laborales, no es de extrañar que en breve empiece a notarse una falta alarmante de oferta de transporte, tal y como ya han avisado algunas asociaciones empresariales del sector.

Esta circunstancia obligará, si finalmente se produce y en función de cómo evolucione una demanda muy inestable desde hace un par de años, a que los clientes tengan que competir por comprar capacidaden un mercado más reducido y para ello tendrán que pagar más por los servicios de transporte.

Pese a esta perspectiva, sin embargo, los costes también evolucionarán al alza, con lo que del equilibrio que se logreen el devenir de precios y costes a lo largo de 2022 podrá pensarse en una superación de la crisis o en el agravamiento de la precariedad en el sector.

La prohibición de la carga y descarga por los conductores profesionales debería ser una realidad este 2022.

De igual manera, el sector también estará pendiente de cómo se articulan este 2022 los acuerdos suscritos a finales de 2021 entre el Gobierno y el Comité Nacional de Transporte y que se han articulado a través de un Real Decreto Ley.

En particular, los transportistas prestarán especial atención a cómo evolucionan sobre el terreno la prohibición de la carga y descarga por los conductores, la gestión de la revisión de los precios de los servicios por incrementos en los costes del combustible o la articulación de los pagos por paralización, entre otros aspectos.

Pros y contras de la digitalización

De igual manera, una mayor digitalización puede servir para que las empresas amplíen su mercado y consigan una ventaja competitiva con la que diferenciarse en un mercado muy atomizado.

Sin embargo, pese a sus muchos beneficios, las nuevas tecnologías también suponen mayor complejidad en la gestión y, al mismo tiempo, dado su impacto sobre los clientes también implica una alteración de mercado que es consecuencia de los cambios que se están produciendo en los hábitos de consumo a consecuencia del auge del comercio electrónico.

Por otra parte, 2022 será un año en el que la sosteniblidad seguirá siendo uno de los grandes dilemas del sector.

Poco a poco van llegando alternativas de mercado para el uso de energías alternativas, aunque, por otro lado, la alta incertidumbre existente y el precio de vehículos menos contaminantes seguirán siendo elementos que van a dificultar el avance en la transición energética de un sector que espera unas ayudas comprometidas que, sin embargo, no terminan de llegar. 

 

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