El Ministerio de Fomento presiona a las asociaciones empresariales del transporte de mercancías por carretera para tener el Reglamento de Ordenación de los Transportes Terrestres publicado y en vigor este mes de febrero.
Su intención es cumplir con el plazo fijado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para eliminar el límite de flota mínima de tres camiones en el acceso al mercado de transporte, que fue declarado ilegal en febrero de 2018.
Sin embargo, y pese a que en el borrador del proyecto de ROTT que se ha trasladado al Comité Nacional de Transporte se han recogido gran parte de las propuestas presentadas por los transportistas, todavía siguen existiendo algunos puntos que han levantado los recelos del Comité.
El Comité no respalda la redacción del ROTT
De hecho, no existe en el órgano de representación del sector ante Fomento una postura unánime de respaldo al texto del ROTT para su aprobación definitiva.
Pese a ello, el equipo de José Luis Ábalos cuenta con muy poco margen de maniobra, toda vez que el proyecto legislativo ya ha pasado todos los trámites administrativos necesarios para su aprobación, e incluso ha sido sometido al escrupuloso escrutinio de la Comisión Europea.
En concreto, no se han producido cambios en el impacto de las sanciones graves sobre la honorabilidad, ni en los requisitos de capacidad económica y formación, así como en las atribuciones y características del gestor de transporte, que, entre otros aspectos, han quedado tal y como ya conocía el Comité.
Pero ciertos matices en relación con la redacción final del requisito de antigüedad de la flota, tanto por lo que respecta al alquiler de vehículos industriales, que podría abrir una puerta falsa de acceso al mercado, como en lo tocante a la antigüedad permitida de los vehículos en caso de renovación, hacen que las asociaciones no sean proclives a permitir que Fomento lleve al Consejo de Ministros del próximo 15 de febrero el proyecto del ROTT.
Así las cosas, el tiempo se acaba, Fomento presiona y el sector recela por las repentinas prisas que le han entrado a la Administración y por un texto que considera casi una nueva afrenta, porque, en definitiva, no cuadra con lo que esperaba.