Los encargos de megabuques por parte de navieras como CMA-CGM o MSC podrían generar un exceso de oferta que amenace la senda iniciada por la industria.
Tras conocerse el objetivo de la Organización Marítima Internacional para reducir en un 50% las emisiones del transporte marítimo de cara a 2050, la naviera francesa CMA-CGM ha querido reafirmarse en su compromiso de proteger el medio ambiente e implementar políticas proactivas para la reducción de emisiones de CO2.
En los últimos años, el grupo ha desarrollado numerosas innovaciones en este sentido, como la optimización de su flota y los motores que utiliza, o la puesta en marcha de Fleet Centers que proporcionan información en tiempo real sobre la navegación.
Todo ello ha contribuido a la disminución de su huella de carbono en un 50% entre los años 2005 y 2015, y en un 10% en 2017. Sin embargo, el operador ya se ha fijado nuevos objetivos para esta década, y es que pretende reducir su huella en un 30% en total entre 2017 y 2025.
Además, será la primera naviera del mundo en contar, desde el año 2020, con nueve mega-portacontenedores con capacidad para transportar hasta 22.000 TEUs propulsados por Gas Natural Licuado, GNL. Su apuesta por este combustible más limpio le permitirá eliminar en un 99% las emisiones de azufre y de partículas finas, en un 85% las de óxidos de nitrógeno y en hasta un 25% las de CO2.