En los próximos meses, el mercado de transporte y logística no prevé eventos que puedan reducir drásticamente la demanda de capacidad, pero la necesidad de transporte experimentará un decrecimiento.
Así se refleja en un informe de CargoON, parte del Grupo Trans.eu, que refiere que en primavera hubo un colapso en la disponibilidad de camiones para la ruta de Italia a Alemania, tras el estallido de la guerra en Ucrania. Esto provocó un fuerte aumento de los costes de la energía que afectó a sectores clave de la economía italiana, pero aunque parecía que la demanda de capacidad caería, sucedió todo lo contrario.
Parece entonces que la desaceleración y la crisis posterior no se manifestarán con una fuerte caída de la demanda de capacidad en todas partes y en la misma medida, sino en caídas locales en rutas específicas para ciertos sectores.
El informe cita a Ramón Valdivia, director general de la Asociación de Transporte Internacional por Carretera que recuerda que, aunque España es uno de los mercados de transporte de mayor crecimiento, ese impulso puede ralentizarse en los próximos meses en algunos subsectores, al disminuir la demanda de los hogares, la producción industrial y la capacidad inversora.
Su previsión la confirma Nuria Lacaci, secretaria general de la Asociación de Cargadores de España, para quien un nuevo descenso del consumo afectará a todos los sectores de la economía, incluido el transporte por carretera.
Los fabricantes españoles ya están trasladando los centros de producción más cerca de los centros de distribución y buscando proveedores más cercanos para reducir la dependencia del transporte por carretera de larga distancia y del transporte marítimo.
Dificultades en el transporte marítimo
En este contexto, el documento muestra cómo las cadenas de suministro globales aún están interrumpidas, especialmente para los envíos de China a Europa, pues el tiempo medio desde la recepción de la mercancía hasta la descarga en el puerto de destino es de unos 95 días, casi un mes más que en 2019.
No solo los tiempos de entrega son un problema para los envíos, sino también los elevados costes de los fletes, que no han regresado a los niveles prepandemia. En febrero, costaba más de 14.000 dólares un contenedor de cuarenta pies de Asia a Europa y ahora está por debajo de los 8.000, pero antes de la pandemia, normalmente costaba menos de 2.000.
Las cadenas de suministro globales aún no han vuelto a su estado anterior a la pandemia, dicen en CargoON, que destaca que se encuentran sobrecargadas ante los nuevos desafíos. Por ejemplo, el aumento de los precios del gas está teniendo consecuencias considerables para la economía alemana, donde un número creciente de pequeñas y medianas empresas al este del país ya ha paralizado la producción.
Además, los precios del gas están afectando directamente a la situación de los transportistas que en los últimos años han cambiado los motores diésel por los de gas, siguiendo las indicaciones de los poderes públicos. Ahora, debido al aumento de los precios de la energía y a la escasez de conductores, numerosas empresas han tenido que deshacerse de algunos de sus camiones o cerrar.
De cualquier modo, como apuntan desde Astic, durante décadas, el sector del transporte y la logística ha trabajado en un entorno cambiante, pero ha sabido superar cualquier dificultad. En este caso, el informe concluye que el enfriamiento de las economías europeas dará un respiro a unas cadenas de suministro tensionadas y les permitirá recuperarse del impacto de la pandemia y la guerra en Ucrania.