Los sindicatos belgas CSC, FGTB y CGSLB han convocado una huelga general en el sector del transporte para el día 13 de febrero para protestar, como ya lo hicieran a finales de 2018, por la normativa aprobada en 2016 que establece aumentos salariales máximos del 0,8%durante dos años.
El sector reclama un aumento considerable de sus retribuciones y una menor presión laboral que facilite la conciliación entre su vida profesional y privada. Durante años se ha impuesto a los trabajadores una moderación salarial y una regulación plagada de disposiciones que "no permiten una negociación silenciosa".
Muchos no están dispuestos a seguir trabajando en estas circunstancias y cada vez con mayor flexibilidad. Además, las contribuciones a la Seguridad Social y el Impuesto de Sociedades se han reducido, sin que ello haya contribuido a un aumento de los sueldos, ni siquiera del salario mínimo.
Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el sector empresarial en estos puntos, las organizaciones sindicales han organizado este paro, con el que exigirán el incremento del salario mínimo, así como de los beneficios sociales y las pensiones, que deberían estar por encima del umbral de la pobreza.
También defenderán su derecho a la conciliación familiar y medidas concretas para mejorar el sector del transporte. Más allá de estas demandas, para las que los sindicatos pretenden encontrar soluciones a corto plazo, pretenden enmarcar las negociaciones en una transición justa hacia una economía sostenible y digitalizada.