Empresas y usuarios coinciden en que los principales problemas del ferrocarril tienen que ver con sus costes y flexibilidad.
El transporte de mercancías por ferrocarril en nuestro país presenta una serie de déficits y carencias relacionados, entre otros aspectos, con su propia estructura de mercado, la carencia de infraestructuras que, sin embargo, se ha visto paliada parcialmente en los últimos tiempos, sobre todo en el ámbito ferroportuario, y la falta de una masa crítica que haga rentables, por lo menos, ciertos flujos para algún tipo de mercancías concretas.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha hecho públicos los esclarecedores resultados de una consulta que ha realizado a los representantes de los usuarios de los servicios de transporte ferroviario de mercancías y viajeros.
En el estudio se señalan claramente las dificultades que encuentra el ferrocarrilpara erigirse en una opción competitiva al transporte por carretera y que, a juicio tanto de las propias empresas ferroviarias como de sus usuarios, están relacionados con los costes derivados del ferrocarril y la limitada flexibilidad de los tráficos, que requieren de cargas elevadas y largas distancias.
Valoraciones de empresas y usuarios
Desde el punto de vista de las empresas de transporte ferroviario de mercancías, los elementos menos satisfactorios del mercado tienen que ver con el coste del mantenimiento del material rodante, los cánones de acceso a la red y los costes de los servicios en las terminales de Adif.
Por contra, las compañías ferroviarias se muestran relativamente satisfechas con el acceso que tienen a la red ferroviariay, especialmente, con los procedimientos y plazos de asignación de surcos, así como con la gestión y explotación del tráfico. De igual modo, también aprueban los servicios que reciben en las terminales privadas y valoran concretamente tanto su fiabilidad como su capacidad de respuesta ante cambios en las necesidades de transporte.
En cuanto a los usuarios del transporte ferroviario de mercancías, lo peor valorado está relacionado con la poca flexibilidad de las empresas del sector para realizar envíos en caso de urgencia y adaptarse a las variaciones en las necesidades de los usuarios, así como con la poca competitividad del ferrocarril tanto en términos de costes como en las características de sus terminales en lo que tiene que ver con sus costes, capilaridad y horarios, entre otros aspectos.
Sin embargo, y como en el caso de la empresas de transporte ferroviario de mercancías, lo mejor valorado son los servicios de las terminales privadas, tanto por horario, como por fiabilidad y facilidad de acceso.
El ferrocarril necesita una "política de transporte adecuada"
Ante este panorama, Competencia estima que "las empresas ferroviarias demandan una política de transporte adecuada que fomente el tráfico de mercancías por ferrocarril, adecuando las infraestructuras, evitando incrementos de costes y fomentando la creación de corredores de mercancías que generen una masa crítica mínima que haga atractivo el modo ferroviario."
De igual modo, el organismo regulador concluye que las empresas ferroviarias tienen problemas para consolidarse en el mercado, "incluyendo el limitado acceso al material rodante y su mantenimiento, la fuga del personal de conducción, así como las distorsiones que supone la presencia de un operador público, Renfe Mercancías, con resultados negativos sostenidos en el tiempo", según apunta.
Por otro lado, la Comisión detecta que las empresas del sector estiman que los cánones ferroviarios son excesivos, que las instalaciones de las terminales ferroviarias suponen también un elemento que limita el atractivo del modo ferroviario y que requiere de más iniciativa privada, así como que los costes regulatoriosexistentes en el sector dibujan un marco en el que las relaciones con las Administraciones públicos son insatisfactorias.