La polémica sobre la legalidad del transporte colaborativo llega a la Comisión Europea

La opinión del organismo sobre el conflicto entre Blablacar y la Comunidad de Madrid podría sentar precedente de cara a otras start-up de transporte de mercancías.

22/10/2016 a las 11:56 h

Uber entra en nuevos mercados ¿Hasta donde puede llegar la economía colaborativa?

El "mal llamado"transporte colaborativo, como lo define buena parte del sector del transporte por carretera, llegará a la Comisión Europea tras el conflicto abierto entre Blablacar y la Comunidad de Madrid.

La compañía Comuto Iberia, nombre comercial de la start-up francesa en España, afronta en la Comunidad de Madrid su primera sanción en Europa por no tener "autorización" para ofrecer "un servicio de transporte público", vulnerando los artículos 140.2 y 141.7 de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT).

Por su parte, desde Blablacar aseguran que no han de regirse por la LOTT ya que "no son una empresa de transporte", sino una "plataforma tecnológica" que permite que dos usuarios contacten para realizar desplazamientos compartiendo gastos, "sin ánimo de lucro". Por ello, la start-up planea denunciar a la Comunidad de Madrid ante la Comisión Europea.

También en el transporte de mercancías

Si bien es cierto que el transporte colaborativo llega a Europa de la mano del movimiento de pasajeros, las plataformas de economía colaborativa para mover paquetes u objetos están proliferando. Está situación preocupa al sector del transporte de mercancías que, al igual que el de viajeros, sostiene principalmente que este tipo de plataformas permiten a cualquier persona no profesional realizar un servicio que ha de estar, y de hecho está, regulado por Ley.

Más allá de las intenciones de Uber de ofrecer servicios de paquetería y mensajería, algunas pequeñas plataformas en España aspiran a ser el "blablacar" de los envíos. A través de estas, la persona que quiera realizar cualquier envío del punto A al punto B puede contactar directamente con un conductor que se ofrezca a transportarlo.

En el conflicto abierto y reconocido entre las empresas y patronales del transporte y las start-ups de economía colaborativa, la decisión que tome la Comisión Europea sobre la denuncia de Blablacar puede sentar precedente. 

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