A partir del 21 de agosto de 2023, tal y como estaba previsto, se implantará la versión dos del tacógrafo inteligente con todas las nuevas funciones, excepto la autenticación por satélite.
Precisamente este último punto, el de la disponibilidad de las señales de satéliteutilizadas para autenticar las posiciones registradas por el aparato, había generado un retraso en su aprobación, además de crear incertidumbres técnicas y jurídicas.
Ahora, una vez subsanado, las cuestiones que quedan pendientes son cómo se llevará a cabo la actualización del tacógrafo transitorio una vez eliminada la deficiencia en la autenticación de señales y quién pagará la actualización.
En este sentido, el primer enfoque de la Comisión Europea incluía una actualización obligatoria del software durante la vida útil del tacógrafo inteligente una vez que la función estuviera disponible.
Esto habría corrido a cargo de los operadores de transporte. Sin embargo, la última versión incluía una aclaración que hacía voluntaria la actualización del software, con la posibilidad de que la Comisión Europea hiciera propuestas sólo tras un análisis más profundo que demostrara su necesidad.
Desde la Iru ya han afirmado acerca de este punto que no se puede permitir que los costes y las cargas de los retrasos creados en otras partes del sistema se trasladen al sector del transporte por carretera.
Por ello, subrayan que es necesario que todos los plazos legislativos sean pragmáticos y realistas, teniendo en cuenta las necesidades y realidades de la industria.
Aun así, consideran que el nuevo tacógrafo inteligente aportará mejoras significativas, como un registro más sencillo de los cruces fronterizos y la posibilidad de que los controladores realicen controles a distancia
Como próximo paso, tras la aprobación de los Estados miembros, la Comisión Europea adoptará formalmente las especificaciones técnicas.
